Economía

May interviene ante la cúpula de la UE para desatascar el 'Brexit'

  • Bruselas pide clarificar qué compromisos económicos seguirá asumiendo
La primera ministra Theresa May. Reuters.

Theresa May ha asumido como una misión de supervivencia política romper el "punto muerto" de las conversaciones del Brexit, a días de que el Consejo Europeo decida si permite avanzar el proceso al análisis de la futura relación comercial.

Después de que la plana mayor comunitaria lo descartase, la primera ministra cruzó ayer el Canal de la Mancha para apelar personalmente al negociador jefe de la UE y al presidente de la Comisión, con quienes mantuvo una cena de trabajo para intentar hallar una solución al bloqueo.

Aunque el Número 10 insistía ayer en que la cita "llevaba en agenda un tiempo", rechazando que se tratara de una medida de última hora, dada la falta de avances tras la ronda de negociaciones de la semana pasada, el Gobierno había negado hasta el viernes que May fuese a mediar personalmente. Con todo, Downing Street confía en que los detalles de la velada sean protegidos por los asistentes, entre los que figuraba también el ministro del Brexit, sobre todo, dado el riesgo político de que la credibilidad de la premier quede más menoscabada todavía si su intervención no produce mejoras significativas.

Diálogo con los mandatarios

May se había encargado de preparar el terreno con una llamada a Angela Merkel el domingo y con similares contactos directos con otros líderes como Emmanuel Macron y el primer ministro irlandés, una figura fundamental, puesto que una de las tres condiciones exigidas por Bruselas para hablar de futuro es, precisamente, una solución satisfactoria para la frontera con Irlanda, único linde físico con un país extranjero.

La resistencia de Berlín y Francia se basa principalmente en la indeterminación británica en materia económica. Aunque los Veintisiete entienden que Reino Unido no facilite una cifra específica hasta otoño, sí aspiran a que clarifique qué elementos está dispuesto a asumir por los compromisos adquiridos antes del referéndum, entre los que se encuentran las destinadas a pensiones o la contribución a los préstamos comunitarios a terceros.

El Número 10 rebajaba ayer expectativas en torno a la posibilidad de que May pusiese sobre la mesa una oferta financiera, más allá de lo expresado en el reciente discurso en Florencia, en el que se había comprometido a seguir aportando al presupuesto comunitario durante la transición posterior a la ruptura, en marzo de 2019. Aunque la intervención mejoró el ambiente, los avances parecen más lejanos dada la vulnerabilidad de May en casa.

La preocupación ha aumentado dado el obvio endurecimiento retórico en Reino Unido, donde el núcleo duro anti-UE habla ya de aceptar cuanto antes que la salida acabará sin acuerdo. La política doméstica ha cruzado el Canal de la Mancha para consolidarse como uno de los grandes condicionantes de la negociación, al punto de que los Veintisiete cuestionan qué podría cambiar en un dividido Gobierno británico para que May esté en posición de plantear en diciembre algo que actualmente no puede.

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