
El primer ministro francés, Edouard Philippe, anunció hoy la supresión del sistema específico de los autónomos, que desde el 1 de enero pasarán a depender del régimen general de la Seguridad Social, y presentó una serie de medidas de simplificación administrativa.
El principal cambio es la supresión del llamado Régimen Social de los Independientes (RSI), del que dependen los 2,8 millones de autónomos que hay en el país, del que Philippe señaló las "graves disfunciones" y "los dramas que ha generado", en un discurso en Dijon hecho público por su gabinete.
Se ha fijado un periodo de transición de un máximo de 2 años desde enero para la asunción de todas las competencias por el organismo general de la Seguridad Social (Urssaf) y también un acercamiento de su cobertura a la que tienen los asalariados.
El jefe del Gobierno citó las bajas por enfermedad o la liquidación de las pensiones básicas, lo que entre otras cosas debe facilitar el paso de uno a otro régimen.
Aseguró que se compensará a todos los autónomos el incremento previsto de la llamada Contribución Social Generalizada (CSG, un impuesto que grava las rentas de trabajo y de capital) con una reducción de sus cotizaciones, en concreto las que financian las ayudas familiares.
Además, "más del 75 %" de los miembros de este colectivo se beneficiarán también de una disminución de las cotizaciones para la sanidad.
Eso se traducirá -según Philippe- en que un trabajador autónomo que percibe el equivalente del salario mínimo (1.139,81 euros mensuales por 35 horas semanales) ganará 270 euros anuales. Para los que perciben 2.400 euros mensuales, la ganancia será de 550 euros.
El primer ministro se comprometió a que "de aquí a 2020" los autónomos no tengan que hacer dos declaraciones distintas, y se dará mayor flexibilidad en el pago de las cotizaciones.
Igualmente se elevarán los baremos de ingresos para poder acogerse al régimen "micro" -170.000 euros para las actividades de venta y 70.000 para los servicios- que permite un cálculo muy simple del beneficio imponible.