Economía

El BCE vio necesario señalar que puede ampliar las compras de deuda

Mario Draghi, presidente del BCE

El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) consideró necesario, por amplio acuerdo, en su reunión de junio señalar que seguía dispuesto a comprar más deuda para llevar la inflación a casi un 2% pero su presidente, Mario Draghi, expresó lo contrario dos semanas y media después.

Así se desprende de las actas de esa reunión, publicadas hoy, en las que el BCE dice que la reducción de riesgos y el crecimiento de la economía más rápido de lo esperado justificó el cambio en las señales sobre los tipos de interés, que no bajarán más.

Pero "el consejo de gobierno necesitaba continuar señalando su disposición a cambiar el tamaño y/o la duración de su programa de compra de activos" y mostrar prudencia, añaden las actas.

De este modo el BCE afrontaría "cualquier contingencia que pudiera poner en peligro una convergencia sostenible de la inflación hacia su objetivo", que es una tasa algo por debajo del 2 %.

La inflación debe reaccionar

"La expansión económica todavía se tiene que traducir en unas dinámicas de inflación más fuertes y, en concreto, las presiones de la inflación subyacente tienen que mostrar una tendencia al alza convincente", dice el BCE en las actas.

El consejo de gobierno consideró que en la medida en que se mantenga la expansión económica y si mejora más la confianza en las perspectivas de inflación, se podría revisar las señales sobre las compras de deuda y no mostrar esa disposición a aumentarlas.

"En vista de que se mantiene la incertidumbre, relacionada principalmente con factores globales, el consejo de gobierno estaba bien acertado en adaptar la orientación de su política monetaria a los cambios en el entorno económico sólo muy gradualmente", según las actas.

El discurso de Sintra

Pero Draghi dijo a finales de junio en Sintra que la entidad considera un ajuste gradual de sus estímulos monetarios, lo que llevó a pensar a los analistas económicos que en septiembre señalará una reducción del programa de compra de deuda.

"En las próximas dos semanas, hasta que el BCE celebre su próxima reunión de política monetaria, se va a mantener la inseguridad en el mercado, que no sabe qué quiere el BCE", dijo a EFE el jefe de estrategia de renta fija de Commerzbank, Michael Leister.

Considera destacable que en las actas el BCE se muestra muy consciente de que el mercado es muy sensible a lo que digan y varias semanas después Draghi sorprendiera al realizar esas declaraciones.

El euro subió con fuerza desde los 1,1180 dólares hasta casi 1,1450 dólares.

La rentabilidad del Bund a diez años se disparó más de 30 puntos básicos del 0,23 %, hasta el 0,56 %, según datos de Leister.

A comienzos de junio, añaden las actas, el consejo de gobierno del BCE consideró en la reunión celebrada en Tallin que "todavía no había señales convincentes visibles de un alza más dinámica en las mediciones de la inflación subyacente", que descuenta los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos.

También que es necesario todavía una expansión monetaria pero que habían disminuido las contingencias que exigirían una expansión mayor bajando más la tasa de interés de depósito, que está en el -0,4 %.

El consejo de gobierno del BCE consideró que, incluso, pequeños cambios en la comunicación podrían ser mal percibidos como señales de un cambio fundamental en la dirección de la política monetaria.

"Esto podría impulsar movimientos indeseados en las condiciones financieras, que podrían poner en riesgos las perspectivas de un ajuste de la inflación sostenido", según el informe de la reunión.

El consejo de gobierno se reunirá en la sede central de la entidad en Fráncfort el 20 de julio para discutir de nuevo la política monetaria en la zona del euro.

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