
La vinculación económica y comercial entre los dos países se ha disparado en los últimos 16 años. Las firmas aztecas, lideradas por Carso, destinan 1.513 millones para crecer en España en 2016.
El creciente interés de los empresarios mexicanos por España, tanto como puerta de entrada a Europa como por su potencial de crecimiento, sólo es equiparable a la predilección que el sector privado español ha mostrado por el país azteca en los últimos quince años. Los lazos económicos que unen a ambos países se han ido estrechando, al calor de los acuerdos políticos y culturales firmados por los distintos gobiernos, permitiendo crear una relación que ya ha movido unos 63.800 millones de euros en inversiones de un lado al otro del Atlántico, según los datos del Registro de Inversiones Exteriores de Economía y Competitividad de España (dataInvex).
A pesar de que las relaciones diplomáticas se retomaron hace 40 años, menos de dos años después de la muerte del dictador Francisco Franco, el boom de las relaciones comerciales no empezó hasta finales de los 90, cuando el Banco Santander y el BBVA compraron entidades financieras aztecas en quiebra. Desde entonces, lideran el sector financiero azteca y generan ahí una gran parte de su negocio (el 7,3 por ciento y el 27,6 por ciento, respectivamente).
Desde el año 2000, las empresas españolas han invertido unos 40.120 millones de euros en México, donde han creado filiales, pagan impuestos y contribuyen al desarrollo económico y social. El país azteca ha destinado en los últimos años 23.682 millones de euros en crecer en nuestro país, comprar empresas e impulsar sectores como el cemento (Cemex). Aunque el monto sea todavía la mitad, en los últimos tres años la inversión mexicana en España se ha disparado y en 2016 ha superado a la española en México en casi 1.000 millones de euros (ver gráfico).
En esta línea, las cifras de S&P Capital IQ, Transaccional Track Record recogen que sólo entre 2013 y 2015, las adquisiciones de empresas españolas por parte de mexicanas y las inyecciones de capital hacia España sumaron más de 2.500 millones de dólares (2.338 millones de euros).
Tras este dato se encuentra el desembarco de la constructora de Carlos Slim en el capital de FCC, la compra de la filial española de Bimbo por parte de la multinacional homónima de origen azteca, la adquisición de Campofrío por parte de Sigma o la operación de AvanzaBus, entre otras. "La buena relación entre los dos países contribuye día a día a reforzar nuestra empresa. Así lo refleja el hecho de que desde 2015 Sigma invirtiera en el mercado español. Una apuesta firme con la que hemos obtenido una doble nacionalidad empresarial que nos ha llevado a enriquecernos gracias a la experiencia y el conocimiento aportado por los dos países", asegura Ricardo Doehner, consejero delegado de Campofrío.
"Han sido 40 años muy fructíferos, la relación ha ofrecido oportunidades de colaboración mutua. El Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y México (TLCUEM), no hubiera sido posible para México sin el rol de liderazgo que España jugó en Bruselas, este tratado ha sido una pieza clave de la integración comercial de México con el mundo", señala Luis de la Calle, socio fundador de la firma de consultoría De la Calle, Madrazo, Mancera, quien se ha desempeñado también como subsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales en la Secretaría de Economía en México y como ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Estados Unidos.
Integración fundamental
La reanudación de la relación diplomática en 1977 llegó en un momento clave para México. Los acuerdos de comercio internacional conocidos como de primera generación se iniciaron en el decenio de los setenta entre la Comunidad Económica Europea (CEEE) y los países más importantes de América Latina.
México logró su primer tratado comercial con la CEE en 1975 y consiguió acceso al mercado comunitario con las mismas condiciones que el resto de países pertenecientes al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y se adhirió a éste en 1986.
No fue hasta la cuarta ronda de tratados que México y la UE arrancaron con la negociación de un acuerdo que permitiera una integración mayor. "Los flujos comerciales entre España y México han experimentado un fuerte crecimiento desde la entrada en vigor del acuerdo con la UE. El déficit comercial mexicano con España se redujo en los años recientes, hasta llegar a una situación de superávit en 2008. Las exportaciones conjuntas de la Unión Europea a México han tenido un aumento significativo, con una tendencia a la alza. Dentro de la UE, España es, en términos relativos, el país que más exportaciones destina al mercado mexicano, lo cual lo convierte en el primer destino de sus exportaciones a América Latina.
Asimismo, México se ha convertido en un sólido socio comercial, al que además lo unen lazos históricos y culturales que han facilitado la relación", explica un análisis difundido por el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). El análisis, realizado por los académicos españoles Jorge Güell, Carlos Moslares y Ricardo Úbeda, arroja que, en el periodo de 1995 a 2008, el comercio de México y España se triplicó.
"En países donde los márgenes son muy estrechos, como pasa hoy en día en Europa, puede haber un exceso de regulación que hace más difícil cada día que haya retornos interesantes. En México sí hay regulación, sí es fuerte, pero los retornos sí son interesantes, es una regulación razonable y con la que se puede vivir", explica Francesc Noguera, director general de Banco Sabadell en México.
Los nichos de oportunidad
Cada año, México recibe a más de 300.000 turistas provenientes de España. El flujo turístico a México se ha acompañado de inversión por grandes cadenas hoteleras, como Meliá, Iberostar, Riu, Barceló y NH. Las firmas de infraestructura española también han buscado aprovechar el potencial de desarrollo que ofrecen las reformas estructurales en México. Es así como han aterrizado firmas como OHL, CAF, Talgo, Acciona o Ferrovial, entre otras. "El sector financiero, la hotelería y el turismo son oportunidades evidentes para la inversión española en México", afirma Luis de la Calle.
Para las empresas mexicanas, las oportunidades se presentan en los sectores de industria, comercio y servicios. La coyuntura ofrece oportunidad ante el discurso proteccionista del presidente Donald Trump, que representa una llamada a que México aproveche la red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países reduzca la dependencia comercial (80 por ciento de las exportaciones van a EEUU).
En México, la inversión se ha dirigido al sector industrial y en particular a los sectores del automóvil, la electrónica y la confección textil.
"Hablamos de que la integración comercial entre México y España no es una mera cuestión de puertas de entrada a un mercado, es una relación en la que las compañías de un país y del otro trabajan como socios en igualdad para explorar mercados, invertir juntos y crecer", concluye De la Calle.