Economía

La reforma sanitaria de Trump sigue en la cuerda floja y hay nuevas dudas sobre si se votará

  • Trump insiste en realizar la votación hoy, aunque acabe en derrota
Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes. Foto: Reuters.

Nueva mañana de carreras y conversaciones en Washington. A falta de pocas horas para la votación en la Cámara de Representantes de la Ley de Sanidad Estadounidense, el "Trumpcare", programada en principio para alrededor de las 15.30 hora local (20.30 hora de España), siguen las dudas sobre si la ley se aprobará, e incluso sobre si se llegará a votar o si los líderes republicanos renunciarán al proyecto para evitarse una derrota humillante ante la falta de apoyo entre sus propias filas.

La noche del jueves, después de que los líderes de la Cámara aplazaran la votación, Donald Trump dio un ultimátum a sus filas: si la ley no se debatía finalmente este viernes y los republicanos no votaban a favor, el presidente daría por terminado su intento de derogar y enmendar la Ley de Sanidad Asequible (el "Obamacare") y pasaría a centrarse en su deseada reforma fiscal.

Durante la mañana del martes, Trump lanzó varios tweets atacando al grupo de ultraconservadores (el Caucus de la Libertad) que lleva varios días bloqueando la aprobación del proyecto, acusándoles de ser los responsables de mantener vivo el Obamacare que tanto han criticado. Pero su táctica no parece haber dado resultado y a mediodía, el presidente de la Cámara, Paul Ryan, fue a visitar al presidente para informarle de que siguen sin tener suficientes votos para aprobar la ley y pedirle un aplazamiento de la votación. Según el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, Trump ha insistido en realizar la votación este viernes, aunque fracase.

De hecho, en las últimas horas, las cifras siguen siendo muy negativas para los republicanos: una treintena de diputados de su partido sigue rechazando el proyecto, cuando su mayoría es de entre 22 y 26 votos, según el número de demócratas que se presenten a votar. Las deserciones, de hecho, siguen aumentando: el último congresista en anunciar su voto negativo ha sido Rodney Frelinghuysen, un moderado que preside una de las comisiones más relevantes de la Cámara y cuyo movimiento ha caído como una bomba entre los líderes republicanos.

Unos de los motivos por los que numerosos diputados republicanos se ven presionados para rechazar el proyecto es su enorme impopularidad: muchos de ellos decían haber recibido cientos o incluso miles de llamadas de ciudadanos de sus distritos pidiéndoles que votaran en contra de la ley. Además, una encuesta de la Universidad de Quinnipiac publicada en las últimas horas muestra que apenas un 17% de los estadounidenses aprueban el proyecto de ley, frente a un 56% que la rechaza. Asimismo, un estudio de distritos clave donde Hillary Clinton y Trump empataron en las últimas elecciones realizado por la organización pro-demócrata Priorities USA muestra que la mayoría de sus votantes estarían dispuestos a retirar su apoyo a sus representantes si votan a favor del proyecto. Por último, diversos medios conservadores, como Drudge Report o Breitbart News, han anunciado su rechazo a la ley.

Si la ley fracasa, Trump vería dañada su imagen como negociador y los planes republicanos para aprobar una reforma fiscal se verían reducidos, pero el mayor perdedor sería Ryan, al que se considera principal responsable del proyecto y cuya autoridad como presidente de la Cámara de Representantes quedaría en entredicho.

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