Economía

Los bancos griegos recurren a la ELA por nuevos problemas de liquidez

  • Solo en enero los depositantes helenos retiraron 1.600 millones de sus cuentas

La negociación prolongada e improductiva entre Atenas y sus acreedores no sólo frena el crecimiento de su economía sino que hace que vuelvan fenómenos alarmantes de los últimos años. Según datos del Banco de Grecia, los depósitos en los bancos griegos vuelven a reducirse de forma significativa: sólo en enero los depositantes griegos retiraron unos 1.600 millones de euros de sus cuentas en los bancos griegos, una situación que se mantuvo también en el mes de febrero cuando otros 1.400 millones se añadieron en esta fuga de depósitos.

De este modo, al final de los dos primeros meses de 2017 los depósitos en los bancos griegos alcanzan los 119,75 millones de euros, el nivel más bajo desde noviembre de 2001 e incluso más bajo que el de junio de 2015, cuando se aplicaron restricciones en el movimiento de capitales en Grecia justamente para frenar la fuga de depósitos.

Como consecuencia inmediata de esto, los bancos griegos recurrieron de nuevo a la provisión de liquidez de emergencia (ELA) que en febrero incrementó la financiación de las entidades por 300 millones en comparación con enero. Esto confirma el empeoramiento que se nota en una serie de parámetros esenciales del funcionamiento del sistema bancario griego.

La disminución del nivel de los depósitos y la fuga del dinero en efectivo se debe principalmente a las negociaciones prolongadas entre Atenas y los acreedores internacionales y al retraso en la segunda evaluación del plan griego, que afecta gravemente a la confianza de los depositantes. Aunque siguen vigentes las restricciones en el movimiento de capitales, desde junio de 2015, los depositantes griegos retiran de nuevo su confianza y como consecuencia su dinero de los bancos griegos y prefieren mantener sus ahorros en casa o en cuentas en bancos extranjeros.

Al mismo tiempo, se señala también la reducción de los billetes que hay en circulación en el mercado griego. Es característico el hecho de que en junio de 2015, a las vísperas de la imposición de controles de capitales, el efectivo que circulaba en el mercado interior del país ascendía a 50.600 millones. En diciembre de 2016 la cifra equivalente era de 43.240 millones, mientras que en el mes de enero se redujo aún más a los 42.200 millones, otra señal que los griegos prefieren guardar el dinero "debajo del colchón" o, en todo caso, fuera del sistema bancario.

Los préstamos dudosos

Sin embargo, los bancos griegos sí han realizado un esfuerzo importante para reducir su exposición a la provisión de liquidez de emergencia. A finales del año pasado, recibían unos 42.900 millones, casi una tercera parte de su liquidez total. En febrero, sin embargo, la asistencia volvió a aumentar a los 43.700 millones, como consecuencia de la continua fuga de depósitos.

A la fuga de depósitos se añade el aumento de los préstamos dudosos, uno de los rompecabezas más críticos que los bancos tienen que enfrentar. A pesar de que en la segunda mitad del 2016 se registraba una tendencia a la baja en estos préstamos, la incertidumbre ante las negociaciones prolongadas hace que el valor de los préstamos dudosos aumente por unos 800 hasta 1.000 millones. Fuentes bancarias señalan que el resurgimiento de los temores de un Grexit han "congelado" la regularidad del reembolso de los préstamos concedidos, ahora que muchos prestatarios deciden no cumplir con sus obligaciones y esperar el resultado de las negociaciones.

Este inesperado deterioro de su calidad crediticia hace que sea aún más difícil que los bancos logren sus propios objetivos. Se recuerda que el Banco de Grecia en colaboración con el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del Banco Central Europeo, planteó en el año pasado una serie de objetivos operativos en cuanto a los préstamos dudosos y las exposiciones en mora, que van acompañados de indicadores clave de rendimiento.

De este modo, el objetivo fijado es que los préstamos dudosos se reduzcan en un 20 por ciento hasta finales de 2019 (unos 40.200 millones), mientras que las exposiciones en mora se deberían reducir en un 34 por ciento (unos 66.700 millones). Bajo las condiciones actuales y teniendo en cuenta el panorama que se pinta, lograr estos objetivos resultará ser una tarea extraordinariamente difícil.

Comentando la situación actual, y a la espera de algún tipo de desarrollo en las negociaciones entre Atenas y sus acreedores, los analistas en Grecia temen consecuencias aún más importantes. De hecho, se estima que si los depósitos en los bancos griegos siguen reduciéndose, y con el ritmo en que se redujeron en enero y febrero, si la exposición de los bancos griegos a la provisión de liquidez de emergencia se mantiene alta y si no se reduce el valor de los préstamos dudosos y las exposiciones en mora, habrá dos consecuencias muy probables y muy graves. Primero, el Gobierno del país se verá obligado a reforzar los controles sobre el movimiento de capitales, que durante los últimos meses se han ido relajándose, en un esfuerzo de frenar la fuga de depósitos. Y segundo, los bancos griegos se verán "obligados" a recapitalizarse de nuevo, y esta vez la recapitalización se haría con la participación de los propios depositantes también.

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