
La construcción de una nueva visión para el futuro de Europa, de una nueva identidad para los 27 socios restantes tras la salida del Reino Unido, requerirá más tiempo y sudor del esperado. La siguiente estación será el encuentro de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a finales de esta semana.
Con la vista puesta en la cumbre, sobre todo el viernes cuando se discuta el sentido de una Unión a 27, los líderes de Francia, Alemania, España e Italia apostaron el lunes por una Europa a varias velocidades para superar la "crisis existencial" que sufre el proyecto comunitario.
El envite lanzado por los principales socios no ha sido bien recibido por el tejedor de las cumbres, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Sin dejar de lado cierto lirismo, altas fuentes europeas explicaron ayer que, si nace un nuevo niño en Roma a finales de mes, Tusk quiere que se llame "unidad" y no "varias velocidades".
La capital italiana acogerá el próximo 25 de marzo una cumbre para celebrar los 60 años del Tratado de Roma, uno de los pilares fundacionales de la UE. Aunque se esperaba como punto final en el proceso para forjar esta nueva visión para Europa, será más bien punto de arranque dadas las desavenencias entre los socios. Las mismas altas fuentes explicaron que la consolidación de las varias velocidades representaría "una alarma" en la Europa postbrexit, en la que mantener a todos los Estados miembros en el mismo bote "trabajando codo con codo" debe ser la prioridad.
Tusk respalda la cooperación reforzada para que algunos socios avancen en ciertas materias cuando los demás no quieran profundizar en la cooperación. Pero siempre dentro de los tratados. La eurozona o Schengen ilustran que la Europa de las varias velocidades es hoy una realidad. Sin embargo, el mensaje de Versalles apuntaba a objetivos más ambiciosos.
El llamado grupo de Visegrad (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) está en contra de continuar dando alas a la "unión cada vez más estrecha" que recoge el tratado de Roma. Pero también se expresaron la semana pasada en contra de las varias velocidades para no ser "ciudadanos de segunda".
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presentó el pasado miércoles cinco escenarios para el futuro de la UE. Aunque algunas de sus palabras previas sugirieron que podría también respaldar las dos velocidades, fuentes de su entorno comentaron que defenderá "más Europa" cuando presente su visión el próximo septiembre. El debate sobre el futuro de Europa sólo ganará claridad una vez se dejen atrás las elecciones en Holanda (la próxima semana), Francia (abril y mayo) y Alemania (septiembre).
Ayer en Berlín, el ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, restaba importancia a la Europa "a dos velocidades". El democristiano dijo que "de eso ya se hablaba hace 20 años" y que no le es ajeno". Negó que Alemania manipule el euro y marcó la senda por seguir: la estabilización del euro y el control de la inmigración y la seguridad. Además, anunció Schauble que espera reunirse con su homólogo estadounidense en la cumbre del G-20.