
Hace menos de un año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) puso de manifiesto varios de los elementos negativos producto de la integración financiera mundial y la liberalización de la cuenta financiera. Ahora ha sido el Banco de España (BdE) el que ha cuestionado los beneficios de este proceso en determinados países en desarrollo, poniendo el acento en los peligros que esconden determinados flujos de capital que pueden desestabilizar la economía de algunas regiones.
El BdE destaca en un artículo titulado Hacia la gestión eficiente de los flujos de capitales que con el rápido avance de la globalización financiera algunos países han podido sufrir ciertos shocks que se han visto amplificados por la entrada o salida de flujos de capitales. Para que los países puedan beneficiarse de estos flujos con plenas garantías deben contar con instituciones económicas bien diseñadas y con mercados financieros locales bien desarrollados.
Aunque la conocida como globalización comercial dio el gran salto mucho antes, la globalización financiera no comenzó a extenderse con fuerza hasta mediados de los 90, pero sobre todo a partir del año 2000. Este rápido crecimiento de las interconexiones financieras a nivel mundial se ha producido quizá de una forma demasiado abrupta, sin que algunas regiones hayan desarrollado las instituciones adecuadas para aprovechar al máximo la entrada de flujos de capital.
Efectos negativos
"Varios estudios apuntan a posibles efectos adversos de la liberalización de la cuenta financiera, en términos de menores salarios y aumentos significativos y persistentes de la desigualdad. Además, las entradas de capital se caracterizan por una elevada volatilidad, que se transmite en unas mayores fluctuaciones de las variables macroeconómicas locales", reza el documento del Banco de España.
La integración financiera global también ha incrementado la vulnerabilidad de los países al elevar su exposición al ciclo financiero global, sobre todo en economías pequeñas, cuya estabilidad financiera puede correr elevados riesgos.
Por otro lado, "los elevados volúmenes de entradas de capital pueden generar burbujas de precios de activos financieros y reales en los países receptores". También los países que son emisores netos de capital deben plantearse ciertas cuestiones, como qué factores están minando la rentabilidad de sus propios activos y por qué los agentes de esos países deciden invertir en el extranjero, destacan desde el BdE.
Aunque hay flujos de capital que han demostrado ser "potencialmente dañinos", como es la renta fija a corto plazo, otros como la inversión extranjera directa (IED) o la inversión en renta variable a largo plazo han tenido efectos positivos, sobre todo la IED "que también se ha mostrado como un instrumento útil para la transferencia de conocimientos y tecnología".
Efectos positivos
No obstante, si los países tienen unas instituciones sólidas, bien diseñadas y unas mercados financieros locales bien desarrollados, una mayor integración económica eleva el grado de eficiencia. Los flujos económicos permiten que países con menores niveles de ahorro puedan financiar determinados proyectos, mientras que países con elevados niveles de ahorro y escasas oportunidades de inversión presten el dinero a zonas que presentan mayores rentabilidades.
El propio documento del Banco de España señala que los flujos de capital sanos también permiten generar mayor crecimiento a corto y largo plazo, mantener unos patrones de consumo más estables o mejorar "la capacidad para absorber perturbaciones locales, debido a la mayor integración con el resto del mundo", sentencia el BdE.