En los últimos años han aumentado las voces que culpan a la globalización de la pérdida de trabajos en el sector industrial en Occidente. La victoria de Donald Trump en EEUU refleja este sentimiento que se está propagando por una parte importante de economías desarrolladas. Sin embargo, no todos los países avanzados tienen esta sensación, se salvan sobre todo aquellos que han logrado mantener en los últimos años grandes superávits comerciales, como es el caso de Alemania. La industria germana se ha mantenido viva en parte gracias a las exportaciones de bienes con gran valor añadido a estos nuevos mercados, como son China o los países del Este de Europa.
Wolfgang Dauth, profesor de Economía en la Universidad de Wurzburgo, Sebastian Findeisen, profesor de Economía en la Universidad de Mannheim, y Jens Sudekum, profesor en el Instituto de Economía de la Competencia, desvelan en su trabajo Trade and Manufacturing Jobs in Germany, que el incremento del comercio con China y otros países en desarrollo no ha acelerado la destrucción de empleo en el sector industrial de Alemania. | Caída histórica del paro en Alemania
Estos expertos sostienen que "la economía de Alemania está sufriendo un cambio estructural en el que se está incrementando el empleo en el sector servicios mientras que en la industria sufre una reducción (en términos relativos)".
No obstante, este fenómeno se debe al incremento del factor tecnológico en el sistema productivo, al igual que está ocurriendo en otras naciones que disfrutan de elevados ingresos per cápita. El mayor peso de la tecnología y el factor capital está reduciendo el peso del empleo (sobre el empleo total) en el sector industrial de una forma más marcada que el peso de la industria en el PIB.
China 'ayuda' a mantener la industria
"Sin embargo, a diferencia del fenómeno que está sufriendo EEUU (el comercio internacional ha destruido uno de cada diez empleos en la industria en EEUU), el incremento del comercio con países que tienen unos salarios bajos (como China o Europa del Este), no ha acelerado esta tendencia. De hecho, este tipo de comercio ha frenado la pérdida de relevancia relativa del empleo en la industria gracias al incremento de las exportaciones hacía esos nuevos mercados, que ha estabilizado el empleo en la industria", destacan estos profesores en su trabajo.
A diferencia de EEUU que arroja un gran déficit comercial con Pekín, Alemania ha logrado mantener un equilibrio con China. De cierta forma, durante varios años se ha cumplido la teoría clásica del comercio internacional entre estos países. Naciones como China, con un capital humano abundante, fabrican bienes con bajo valor añadido que son intensivos en factor trabajo, que se se exportan a los países desarrollados (como Alemania). En el otro polo, los países desarrollados se ocupan de fabricar bienes de elevado valor añadido y muy intensivos en tecnología y factor capital. Así, se produce un comercio inter-industrial que permite a cada país especializarse en la producción de los bienes en los que tienen ventaja comparativa, desembocando en una mejora del bienestar para ambas regiones.
En 2014, China importo bienes alemanes por valor de unos 100.000 millones de dólares, el 16% fueron coches, el 10% piezas de vehículos y el 3% piezas y tecnología para la aviación. Mientras que las exportaciones chinas a Alemania sumaron un valor similar, pero tienen mayor peso las ventas de ropa, lámparas, aparatos de transmisión y telefonía.
Dentro de este contexto, estos mismos economistas en un trabajo anterior publicado en 2016 (Adjusting to Globalization: Evidence from Heterogeneous Worker-Establishment Matches in Germany) destacaban que su principal hallazgo mostraba que la creciente exposición al comercio internacional había sido beneficiosa para la mayor parte de los trabajadores de la industria germana. Pero también reconocía que habían surgidos 'perdedores' y 'ganadores', no obstante, el resultado agregado era positivo.
Aunque es cierto que el incremento de las importaciones en Alemania han tenido un efecto negativo sobre sectores muy concretos (lo más expuestos a las importaciones de bienes sencillos), "esta situación ha sido más que compensada por el efecto positivo del incremento de las oportunidades de exportación. El trabajador medio de la industria en Alemania se ha beneficiado de la creciente exposición al comercio, aunque la globalización ha contribuido a incrementar la desigualdad dentro de Alemania".
El empleo en el sector industrial
Como se señalaba anteriormente, aunque el peso relativo del empleo en la industria ha caído en Alemania, en términos absolutos siguen aumentando los ocupados dentro del sector industrial. Según datos del instituto de estadística germano, en septiembre de 2016 se produjo un nuevo récord de número de empleados en la industria alemana al superar los 5.475.000 ocupados en dicho sector.
Según el último trabajo de estos profesores, el creciente peso en el empleo del sector servicios se debe sobre todo a la entrada en el mercado laboral de jóvenes o de personas que no tenían empleo. Es decir, el crecimiento del sector servicios no se está produciendo por el trasvase de empleados de la industria, sino por la entrada de individuos que se encontraban fuera de la población activa o en desempleo.
Otra forma de corroborar este aceptable estado de salud de dicho sector es analizando el peso de la industria en el PIB. Según datos de Eurostat, en 1995 el sector manufacturero alemán representaba el 26,1% del PIB, mientras que en 2016 supone el 25,7%, una cifra casi idéntica después de más de 20 años.
Así, el sector manufacturero sigue manteniendo su peso dentro del PIB, a pesar de que el empleo en este sector ha pasado de representar el 36% del empleo total en 1995 a menos del 28% en la actualidad. Esto deja entrever el fuerte auge de la productividad en la industria germana.