
Revertir las medidas introducidas por la reforma laboral tendría impactos en el medio y largo plazo, ya que entorpecería el crecimiento y, por tanto, afectaría al rating de España. Así explicaba Myriam Fernández de Heredia, directora gerente y responsable de S&P Global Ratings en España, las consecuencias de eliminar unas medidas que, en opinión de la agencia de calificación, han contribuido a un aumento de la flexibilidad laboral y han descentralizado los convenios salariales.
"Dar la vuelta a la reforma no sería bueno para las perspectivas laborales", incidió Marko Mrsnik, director sénior de Deuda Soberana y Finanzas Públicas Internacionales de la agencia. Mrsnik afirmó, sin embargo, que no todo cambio laboral sería negativo. Abogó por abordar uno de los mayores problemas, como es la dualidad del mercado laboral. Reducir o eliminar la brecha entre trabajadores fijos y temporales, explicó Mrsnik, aumentaría la competitividad y mejoraría las condiciones laborales. También, defendió la eliminación de los obstáculos en algunas profesiones reguladas, que impiden su ejercicio en otra comunidad autónoma.
Las previsiones de S&P Global Ratings señalan que España crecerá un 2,3% este año, mientras el Gobierno calcula un 2,5%. La desaceleración respecto al año pasado, cuando el PIB de España aumentó un 3,3%, la atribuyó Mrsnik a una política fiscal más restrictiva, el menor impacto de las medidas monetarias y la evolución del petróleo. El crudo, para el que S&P Global Ratings da un precio medio de 50 dólares durante este año, será uno de los factores que lleven a la inflación española al 1,4%. Para la agencia, la subida del petróleo tiene varios efectos positivos. Por un lado, para el PIB de los países exportadores, y por otro, en zonas como la Unión Europea aleja el fantasma, económicamente siempre pernicioso, de la deflación.
Mrsnik aseguró que España cumplirá con los objetivos de déficit público y no prevé una desviación mayor de una o dos décimas. El déficit de la Seguridad Social, por otro lado, no inquieta a la agencia, que ya lo incorpora a su análisis general, ni considera que su financiación a través de emisiones del Tesoro impacte en el rating del país, ya que considera que es una opción más para financiarlo.
Respecto a las comunidades autónomas, S&P Global Ratings espera una recuperación de sus ingresos y una gradual reducción de los déficit en los próximos tres años, lo que hará que su deuda, medida como porcentaje de sus ingresos, se estabilice.
Respecto a Cataluña, Alejandro Rodríguez Anglada, director de deuda soberana y finanzas internacionales públicas de S&P, prevé que se mantengan las tensiones con el Estado, si bien no se contempla un escenario de independencia. Con la peor calificación regional, B+ y perspectiva negativa, la evolución de su rating depende de la ayuda estatal a su financiación.