
El Banco Central Europeo BCE) ha empleado casi toda su munición disponible para evitar que la eurozona caiga en una espiral deflacionista, en parte causada por la falta de demanda interna, pero también por el desplome histórico de los precios del petróleo. Ahora que estos factores habían comenzado a retornar hacia la normalidad, los alimentos (tanto procesados como no procesados) han comenzado a ser un nuevo lastre para Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA).
En una nota publicada por los economistas de Société Générale Michel Martinez, Brian Hilliard y Vaibhav Tandon, se destaca este movimiento: "Mientras que los precios del petróleo están en una tendencia alcista gradual, el precio de los alimentos se está desacelerando poco a poco", según recoge Bloomberg.
Ahora que los precios energéticos empiezan a dejar de ser noticia porque vuelven a un senda más lógica, otro factor clave que compone el índice de inflación general podría comenzar a ganar atención. El precio de los alimentos ha pasado de crecer a una tasa interanual del 1,1% en agosto a quedarse estancada en un 0% en el mes de octubre en la eurozona, según revelan los últimos datos de Eurostat (la agencia estadística de la Comisión Europea).
Los economistas de Société Générale explican que el veto que ha impuesto Rusia a las importaciones procedentes de la Unión Europea "puede ser un factor clave, porque está desembocando en un exceso de oferta alimentaria dentro de la eurozona".
Podría ser sólo un susto
No obstante, en la nota estos economistas creen que "de cara al futuro se producirá un incremento gradual de los precios de los alimentos". El alza de los precios en las materias primas termina repercutiendo en el precio de casi todos los bienes producidos, puesto que la energía es un coste para casi el 100% de los bienes y servicios producidos en Europa.
Desde el BCE se espera que la inflación vaya alcanzando cotas más cercanas al 2% en 2017. Según ha señalado el vicepresidente del BCE Vitor Constancio, se prevé un crecimiento de la inflación general del 1,3% para marzo del próximo año. No obstante, el BCE seguirá analizando muy de cerca la inflación subyacente, que no pondera los productos energéticos ni los alimentos sin procesar.