
Las cadenas hoteleras españolas miran hacia su futuro en Cuba con grandes expectativas. El fallecimiento de Fidel Castro generará de forma inevitable incertidumbres en el marco económico del país, sin embargo, los grupos españoles están muy seguros de la fortaleza de sus cimientos en Cuba.
Fueron los primeros en llegar y tienen ahora el liderazgo en el mercado turístico de la isla, por eso, tienen ahora todas las papeletas para convertirse en los grandes beneficiados ante la nueva apertura del sector tras la muerte del líder revolucionario. El país vuelve a ser foco de actualidad mundial y probablemente, muchos de los exiliados que estaban esperando al fallecimiento de Castro decidan dar el paso y regresar ahora a su país.
Las españolas, y más concretamente las mallorquinas, fueron las primeras hoteleras que apostaron por el crecimiento turístico de la isla y se instalaron en ella, logrando una ventaja que les ha llevado a dominar el mercado de lujo cubano. Según datos de Marca España, gestionan en el país el 90 y el 60 por ciento de las camas de cinco y cuatro estrellas, respectivamente. Estas cifras consolidan a España como el tercer socio comercial de Cuba por detrás de Venezuela y China.
Pero las cosas no fueron fáciles en sus inicios, ya que hace 25 años invertir en el país caribeño suponía romper lazos con Estados Unidos y aún así, los grupos españoles se mostraron firmes en su apuesta por Cuba, logrando a cambio lealtad por parte del país, que en este terreno siempre ha dado prioridad a los que le apoyaron cuando nadie más creía en el.
Ante un nuevo panorama, con la apertura del mercado tras retomar relaciones con EEUU- una situación que está ahora mismo en revisión tras la victoria de Donald Trump-, el propio ministro de Turismo cubano, Manuel Marrero, dejó claro en su momento que "nunca daremos la espalda a todos aquellos que en los momentos difíciles nos ayudaron", haciendo referencia a las cadenas hoteleras españolas.
Lo cierto es que el esfuerzo realizado entonces por adaptarse a un modelo estricto, que obligaba a la colaboración con empresas locales y no permitía la propiedad de los activos, ha visto sus frutos.
Meliá, que lideró el viaje hacia la isla, tiene ahora el 21 por ciento de las camas bajo su gestión. Gabriel Escarrer, consejero delegado de la firma, reconoce que la expansión de la compañía sigue mirando hacia el Caribe. "Si algo caracteriza a esta empresa es que fuimos los pioneros, abriendo los destinos vacacionales a nivel mundial. Primero en Bali, en Indonesia, hace 34 años. Poco después llegó Cuba, República Dominicana... Tenemos una experiencia muy fuerte en el Mediterráneo, en el Caribe, donde nos reforzaremos, y queremos extrapolarla al Sudeste Asiático".
Actualmente cuenta con 28 hoteles en gestión en Cuba, más de 3.000 camas, y ya tiene en proyecto la apertura de otros cuatro más. Uno de ellos en Varadero, con más de 900 habitaciones.
La muerte del líder cubano, que decidió impulsar el turismo en su país a finales de los años ochenta, no va a frenar la apuesta de las españolas por la isla. Así lo quiso dejar claro la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM), Inma de Benito, que destacó la excelente relación que tenía el dirigente revolucionario con las empresas turísticas mallorquinas.
Además de Meliá, Globalia y Barceló (con dos complejos en Varaderos), cuentan con presencia en la isla, si bien es mucho más modesta a la que tiene Iberostar. El grupo, que gestiona actualmente once establecimientos en la región, anunció el pasado viernes que a partir de enero asumirá la gestión del cinco estrellas Hotel Riviera, en La Habana, y a lo largo del año que viene alcanzará su decimotercer hotel en Cuba con el Iberostar Bella Vista Varadero, un establecimiento 5 estrellas en Varadero con 827 habitaciones. "Para Iberostar, Cuba es un destino de enorme importancia y clave en nuestra estrategia de expansión", explican desde la firma.
Acuerdo en revisión
En agosto del año pasado, todas estas cadenas se prepararon para recibir en el país a la competencia, después de que Estados Unidos izara su bandera en La Habana. Sin embargo, el presidente electo de EEUU, el republicano Donald Trump, tiene previsto deshacer los avances diplomáticos entre Washington y la capital cubana abanderados por su predecesor en el cargo, Barack Obama. Tras la muerte de Fidel Castro, el próximo jefe de gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, reiteró ayer durante su intervención en el programa dominical Fox News Sunday que "se necesita un mejor acuerdo" con la isla.
En este sentido, Priebus se hizo eco de las declaraciones realizadas por Trump durante la campaña electoral, cuando el empresario prometió cancelar cualquier acuerdo con Cuba hasta que su gobierno cumpla con sus demandas entre las que se incluyen "la libertad política y religiosa para los cubanos así como la liberación de todos los disidentes". Una situación que puede tensar la cuerda después de que en 2014, Obama iniciase a través de un decreto el proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas con el país presidido actualmente por Raúl Castro.
Tras conocerse el pasado viernes la muerte de Castro a los 90 años de edad, Trump no tardó en echar mano de su cuenta en Twitter, donde deseó que "la muerte de un dictador brutal" marque el comienzo de un futuro de liberación para los cubanos. Para el presidente electo, el legado de Castro ha generado "un sufrimiento inimaginable, pobreza y la violación de derechos humanos fundamentales".
En un velado intento por no dar a conocer sus intenciones diplomáticas con La Habana, el multimillonario dijo que su gobierno "hará todo lo posible para asegurarse de que el pueblo cubano pueda finalmente iniciar su camino hacia la prosperidad y la libertad". Por su parte, al grito de "Viva Cuba Libre" y tachando a Castro de "tirano", el vicepresidente electo, Mike Pence, aseguró en un tuit que Washington "está con los cubanos oprimidos" y ayudará a lograr una Cuba libre y democrática.
Durante las declaraciones de Priebus ayer en Fox News, el funcionario de la administración Trump dejó claro que Raúl Castro "tendrá que cumplir con nuestras demandas" si quiere que EEUU mantenga las condiciones ofrecidas por el presidente saliente Obama. La apertura del mercado cubano al exterior así como el respeto de los derechos humanos y el fin de la opresión política son algunos de los requisitos a cumplir.
Recordemos que el acercamiento entre EEUU y Cuba liderado por Obama se ha realizado a través de órdenes ejecutivas del mandatario (decretos) que Trump puede cancelar una vez tome posesión de su cargo el próximo 20 de enero de 2017. El grueso del embargo económico a la isla sigue vigente, ya que depende del Capitolio, ahora en manos republicanas, su completa cancelación.
Sin embargo desde que se reabrieran sendas embajadas en Washington y La Habana se ha permitido la reanudación de vuelos comerciales así como la visita de cruceros turísticos a las costas cubanas. Un total de 13 aerolíneas estadounidenses han pedido permiso al Departamento de Transporte para realizar vuelos comerciales directos a la isla, Starwood Hotels and Resorts ha rubricado un acuerdo de gestión de varios establecimientos en Cuba propiedad del gobierno y Carnival atraca sus cruceros en los puertos cubanos desde mayo de este año.