Economía

Trump rebaja el populismo y opta por veteranos de Wall Street en su equipo

Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, ayer en la Trump Tower. Foto: Reuters.

En el trasiego dejado por la resaca electoral, la Trump Tower en el midtown de Manhattan se ha convertido en el epicentro en el que el presidente electo, Donald Trump, y su equipo, orquestado por el vicepresidente, Mike Pence, diseñan la composición del próximo Gobierno de EEUU. Un proceso lleno de sobresaltos y luchas internas para la prensa, pero que "va bien" según el interesado. Bill Gross vs Ray Dalio: ¿hundirá la administración Trump la economía de EEUU?

Por el 725 de la Quinta Avenida se han dejado caer durante las últimas horas desde el actual alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quien ayer reconoció que "la pelota se encuentra en estos momentos en el campo de Trump", hasta Ted Cruz, el polémico senador de Texas y némesis del multimillonario durante las primarias. Su presencia hace intuir que quizás el equipo de transición haya pensado en este abogado como posible fiscal general de la Administración Trump. Cábalas que también se extienden a la composición de su gabinete económico, con especial atención al Departamento del Tesoro y el de Comercio.

Carl Icahn, multimillonario y cara conocida en Wall Street, especialmente por el activismo que abanderan sus inversiones, confirmó que Steven Mnuchin, director financiero de la campaña de Trump y antiguo banquero de Goldman Sachs; y el inversor Wilbur Ross, son los nombres con más peso para capitanear las dos agencias federales. "Ambos son grandes opciones", aseguró Icahn en un tuit mientras señaló que "son dos de las personas más inteligentes que conozco".

Los sindicatos, en contra

Mnuchin, que se sumó a la campaña de Trump la pasada primavera y que ha construido los pilares sobre los que se basa el plan económico del presidente electo, básicamente recortes de impuestos e inversiones en infraestructuras, se dejó ver a comienzos de semana en la Trump Tower, donde se limitó a confirmar su participación en el "proceso de transición" en busca de aprobar "el mayor cambio del código tributario desde el Gobierno de Reagan".

Las quinielas siguen apostando fuerte por él para encargarse del Departamento del Tesoro. Una decisión que, sin estar confirmada, ya ha despertado el malestar entre los sindicatos, uno de los principales apoyos de Trump durante la campaña. "Es difícil pensar en otro candidato que represente mejor la cultura de la codicia de Wall Street", criticó el sindicato de Trabajadores de Comunicación de América (CWA, por sus siglas en inglés), un grupo sindical que representa a más de 700.000 empleados dentro del sector público y privado del país.

Sindicatos como este acusan al posible secretario del Tesoro de haber comprado bancos fallidos en la cúspide de la crisis financiera y haber desahuciado a miles de familias. Algo que dista de la promesa electoral de Trump de "drenar el pantano" de corrupción e intereses en Washington DC.

Por su parte, Wilbur Ross, multimillonario inversor con una fortuna de 2.900 millones de dólares, queda libre de crítica, ya que sus actividades de capital de riesgo -comprar compañías al borde del abismo dentro del sector manufacturero, le han convertido en "el futuro de las manufacturas domésticas", según Bruce Raynor, director del sindicato textil Unite Here.

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