
A pesar de las felicitaciones públicas a Donald Trump expresadas por la canciller alemana, Angela Merkel, la victoria del empresario en las elecciones presidenciales de Estados Unidos no ha sentado demasiado bien en Alemania.
Merkel ha sido la primera líder que le ha advertido a Trump de que sólo podrán trabajar si es en base a los valores democráticos de libertad, dignidad y respeto a las personas, independientemente de su raza, religión o sexo.
Una de las grandes críticas que Trump ha hecho a Merkel es la referida a la acogida de refugiados. Durante su campaña electoral, el magnate llamaba a cerrar la puerta a los asilados y deportar a los que ya se encontrasen residiendo en Estados Unidos. Ya en sus primarias, Donald Trump calificaba la acogida de refugiados por parte de Merkel como "una insensatez". "No me gustan las migraciones. No me gusta la gente que viene. Va a haber disturbios en Alemania", declaró entonces. Este es su principal punto en contra de la gestión de la canciller alemana, a quien considera "una gran líder".
Menos simpatías provoca Trump en el Gobierno de la Gran Coalición. Una semana antes de las elecciones se difundió un vídeo procedente del lobby ultraconservador 'Secure America now' en el que se podía ver una promoción turística de Alemania bajo el título "Bienvenidos al Estado Islámico de Alemania. ¡Reserva ahora tu viaje!". Este vídeo propagandístico partía de la agencia Harris Media, con quien trabaja Donald Trump y otras destacadas figuras de las filas republicanas.
Es la misma que elaboró el material publicitario del partido ultra británico Ukip, que alentaba a votar por el Brexit. El vídeo mostraba varios monumentos de Alemania, como la Puerta de Brandenburgo o la Catedral de Berlín, en los que ondeaba la bandera del Estado Islámico, y un Oktoberfest (típica fiesta de la cerveza en Baviera) donde se observan carteles en árabe y otro en el que pone que no está permitido el cerdo ni el alcohol.
Tampoco están satisfechos con la victoria de Trump los socialdemócratas, socios de gobierno de Merkel. Su líder, el vicecanciller Sigmar Gabriel, declaró que "es el triunfo de los populismos y chovinismos. Una llamada de atención". Del mismo modo lo definió el ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, al conocer la noticia de la victoria de Trump: "Hay que luchar contra las causas del odio y el miedo", dijo. Tampoco fue diplomático el ministro de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, que definió al futuro presidente de Estados Unidos como un "incitador al odio" y un "peligro para el mundo". La postura de los políticos germanos queda bien reflejada en las palabras del presidente de Alemania, Joachim Gauck, quien habla de que "lo que más miedo nos da de él es la incertidumbre. No sabemos cómo puede reaccionar".
Tras una campaña electoral llena de polémicas, ataques dialécticos a minorías y declaraciones machistas, las palabras de Trump se suavizaron mucho más el día que resultó vencedor. En un sorprendente discurso conciliador expresó que quiere ser el presidente de todos los estadounidenses y que cooperará con los líderes que estén dispuestos a ello.
También hay tensión en Alemania por el acercamiento del futuro presidente norteamericano con Putin, cuyas relaciones con Merkel son cordiales pero tensas. En la última cumbre de Normandía, celebrada en Berlín, la canciller pidió a Putin que dejase de bombardear Alepo. La reunión se prolongó hasta la madrugada y tuvo un tono "duro y tenso", según expresaron los propios mandatarios, entre los que también se encontraba François Hollande, presidente francés.
Además, hay varios conflictos comerciales abiertos entre ambos países. Los más conocidos son los escándalos de las emisiones trucadas de Volkswagen, que la justicia estadounidense ha penado con 9.500 millones de euros. Y el más reciente, la futura multa a Deutsche Bank por las hipotecas subprime. Estos hechos han tensado aún más el clima entre ambas naciones.
Respecto al tema energético, también tienen planteamientos radicalmente opuestos. Mientras Alemania tiene un plan para cerrar progresivamente las centrales nucleares y potenciar las energías renovables, Donald Trump ha declarado que el cambio climático es un invento para fomentar la competitividad de China y que quiere utilizar masivamente energías fósiles, como el petróleo, a pesar de que para ello tenga que romper los acuerdos climáticos de París.
Las felicitaciones más sinceras le llegaron a través de las líderes ultraderechistas Marine Le Pen (Francia) y Frauke Petry (Alemania). Ese es otro de los principales puntos de discordancia con el Gobierno alemán. Petry, cabeza visible de Alternativa para Alemania (AfD), dijo que el triunfo de Trump "es una elección histórica, pues supone una ruptura con el nepotismo y la corrupción".
Hasta que no se celebren las elecciones a la cancillería de 2017, le corresponderá a Merkel hacer gala de su diplomacia con el nuevo mandatario estadounidense e intentar evitar que el ascenso ultra sea una realidad en Alemania, dos de las más difíciles tareas a las que se ha enfrentado en estos últimos años.