Economía

La victoria republicana tendrá efecto limitado en el comercio internacional

  • Los expertos creen que el nuevo presidente mantendrá el actual estatus de EEUU

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no afectará de forma notable, al menos en un primer momento, al volumen del comercio mundial.

Así lo asevera una mayoría de expertos consultados por elEconomista, que apuntan a que el vencedor de las elecciones celebradas el pasado martes en Estados Unidos suavizará el tono ya en la Presidencia y no se expondrá a perder influencia en el ámbito económico. El magnate, además, tendrá las manos atadas por las Cámaras, en un momento en el que el Partido Republicano, con el poder en ambas, aparece netamente dividido y con un fuerte cruce de intereses. El comercio internacional seguirá, por su lado, con su particular crisis, más afectado por el débil crecimiento europeo y norteamericano y la vulnerabilidad de los países emergentes, fundamentalmente asiáticos y de América Latina.

"Es muy pronto para poder valorar el efecto Trump sobre el comercio internacional", estima el director de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), Raymond Torres. Y es que, después del atracón del miedo a un mayor proteccionismo de la economía norteamericana tras el inesperado resultado electoral, la digestión deja una llamada a la calma en el comercio mundial. Los expertos coinciden en que los anuncios económicos durante la campaña del que en enero se convertirá en el cuadragésimo quinto presidente de la primera economía del mundo difícilmente se traducirán en políticas.

En su discurso de ganador, Trump afirmó tener "un plan económico" que, hasta donde se sabe, incluye una rebaja fiscal masiva y una inyección de 500.000 millones de dólares en obra pública. El empresario no tiene previsto implantar recortes de gasto para equilibrar la factura, mientras planea revisar tratados comerciales internacionales, especialmente el NAFTA, con México y Canadá, y el que mantiene con once países del Pacífico, el TPP.

"Lo que va a hacer EEUU es, simplemente, llevar a cabo la renegociación de unas condiciones en las que, actualmente, existe una desigualdad tremenda", considera el profesor e investigador del IEB, Miguel Ángel Bernal, quien descarta que Trump vaya a romper las alianzas, "especialmente con China". Coincide con él su colega Javier Santacruz, para quien el fortalecimiento de las relaciones con Rusia que ya ha anunciado Donald Trump va a suponer necesariamente "llevarse bien" con el gigante asiático.

Por su parte, el Gobierno chino espera mantener las relaciones comerciales con su segundo mayor socio después de la Unión Europea. Así lo manifestó el portavoz del ministerio de Comercio, Shen Danyang, quien recalcó que ambas potencias "comparten amplios intereses". Y esto pese a que el magnate republicano ignoró en campaña el interés común de las dos principales economías del mundo al lanzar una de las propuestas que mejor reflejan su tendencia proteccionista, la de establecer aranceles del 45 por ciento a la importación de productos procedentes de China. Una medida que no pasaría desapercibida en un comercio bilateral que asciende a cerca de 600.000 millones de dólares, con una balanza favorable a China en 367.000 millones.

Para el país latinoamericano con el que pretende levantar un muro físico, Trump planea una barrera arancelaria del 35 por ciento. Al menos, esa ha sido su intención hasta el momento. De hecho, si bien es la Cámara de Representantes la que debe aprobar cualquier tratado que implique el comercio exterior, Torres recuerda que el presidente de EEUU tiene la facultad de imponer aranceles de forma directa, aunque muestra su "duda" respecto a que pueda "utilizar ese arma".

Prudencia, al respecto, en el Gobierno mexicano, desde donde ya preparan una reunión con el equipo negociador norteamericano para redefinir el rumbo que tomará la relación entre ambos países. Una nueva agenda de trabajo en la que México luchará por mantener un mercado al que envía más del 80 por ciento de sus exportaciones.

Cuestión a parte supone el conocido como TTIP, el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión con la UE. Si bien esta alianza parece haber muerto con la victoria de Trump, "no es ningún secreto que Europa y EEUU hace meses que dejaron de reunirse", puntualiza Santacruz. No obstante, y aunque su paralización no favorecerá que se incrementen los intercambios, en ningún caso provocará un retroceso de los mismos, asegura el director de Coyuntura de Funcas.

Doblar el avance, improbable

Otro de los mensajes en clave económica que sonó en el discurso de Trump fue que va a "duplicar el crecimiento" de la economía estadounidense. Algo improbable para los expertos, que, sin embargo, no descartan un mayor impulso del Producto Interior Bruto (PIB) a lo largo de su mandato.

No en vano, Santacruz recuerda que "el crecimiento de EEUU está todavía alejado de su potencial", del 2,5 por ciento. En este contexto, el profesor reconoce que medidas como la rebaja de impuestos y la inversión en infraestructuras "pueden suponer un impulso al crecimiento". También lo considera así Torres, para quien el plan de infraestructuras de 500.000 millones anunciado por el magnate sí podría impactar en la economía, "aunque surge la duda razonable de cómo piensa hacer para bajar impuestos e incrementar la inversión". "Como no pretenda aumentar la deuda pública, el doble objetivo parece incompatible", remacha.

El escenario se complica en un momento en que la Reserva Federal se prepara para subir tipos y los riesgos externos, como el Brexit o la oleada de elecciones que se avecinan a nivel mundial, pueden desestabilizar una economía global donde la demanda aún permanece débil en un proceso de recuperación a distintas velocidades.

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