
A poco más de 60 días para que los estadounidenses acudan a las urnas para elegir a su próximo presidente, el candidato republicano, Donald Trump, vuelve a pisarle los talones a su contrincante demócrata, Hillary Clinton. Según el sondeo realizado por CNN/ORC, el empresario supera a la exsecretaria de Estado con el apoyo del 45% de los encuestados, una ventaja de dos puntos sobre Clinton.
Una corta distancia que pone de manifiesto como la carrera a la Casa Blanca se promete ajustada y donde el polémico Trump ha conseguido cerrar la brecha de más de ocho puntos con la que Clinton disfrutaba a comienzos de agosto. Desde el portal RealClear Politics, que elabora la media de las encuestas realizadas entre el 25 de agosto y el 5 de septiembre, ofrecían una ventaja de 3,3 puntos a la demócrata, con un 46,2% del favor popular frente al 42,9% acumulado por Trump.
Con ambos candidatos intentando ganar el favor del voto independiente, donde el republicano parece afianzarse entre el voto masculino, estados "visagra" como Ohio, Pennsylvania y Florida se convierten en los talismanes que ofrecerán la victoria a uno u otro candidato el próximo 8 de noviembre. Estados donde la mejora del mercado laboral es clave para sus votantes, especialmente después de conocer como en agosto la economía generó 151.000 empleos, por debajo de la media de190.000 puestos de trabajo generados durante los tres meses anteriores.
"Vamos a generar empleo en Ohio. Vamos a traer los puestos de trabajo a nuestro país. No vamos a permitir que se aprueben horribles tratados comerciales como se ha hecho hasta ahora", aseguró Trump desde un acto de campaña que tuvo lugar a comienzos de semana desde Youngstown, Ohio. Por su parte, en Cleveland, Clinton fue clara al reconocer que "quiere crear trabajo de calidad, con subidas salariales y beneficios para aquellos que trabajan duro" mientras aseguró que una de las quiebras de Trump dejó a 1.000 personas sin empleo.
Promesas con metas difíciles de cumplir. En agosto, EEUU contó con 144,2 millones de empleos, 4,9 millones de puestos de trabajo más que noviembre de 2007. Sin embargo, conseguir sobrepasar dicha marca ha costado casi 9 años y una política monetaria ultraacomodaticia acompañada de medidas como la compra de bonos por parte de la Reserva Federal. La creación media de empleo ha oscilado los 546.000 empleos anuales. Con una economía que en la primera mitad del año sólo creció un 1%, tanto Trump como Clinton tendrán que enfrentar escollos para garantizar un incremento en los empleos que venga acompañado de subidas salariales, en un momento en el que la inversión privada cayó un 2,5% en el segundo trimestre tras contraerse un 0,9% en los tres primeros meses del año.
Estímulos fiscales para generar empleo
Conscientes de que la Fed pretende seguir adelante con su normalización monetaria, tanto Clinton como Trump han mostrado su apoyo a los estímulos fiscales. A comienzos del pasado mes, el republicano presentó un plan de inversión en infraestructuras por valor de 500.000 millones de dólares como paliativo para crear puestos de trabajo en el país y cubrir las necesidades reales de mejorar carreteras y puentes, entre otras obras públicas. Clinton también incluye en su hoja de ruta económica una inversión de 275.000 millones de dólares durante los próximos cinco años.
"Una victoria republicana en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes podría resultar en recortes de impuestos a gran escala, una reforma del impuesto de sociedades, incluyendo un periodo de exención fiscal para la repatriación de beneficios y el incremento del gasto en infraestructura", estima Ralph Axel, estratega de Bank of America Merrill Lynch. Si el partido de Trump hiciera triple probablemente compensaría estos gastos con la derogación del Obamacare, para neutralizar el impacto presupuestario a largo plazo. Según Axel, la repatriación de beneficios podría alcanzar los 440.000 millones de dólares.
Si por el contrario fueran Clinton y los demócratas los que lograsen controlar no sólo el Despacho Oval sino también el Capitolio (recordemos que el 8 de noviembre también los legisladores se enfrentan a las urnas) también "se garantizaría un paquete de estímulo fiscal pero su composición sería distinta", señala el experto del banco estadounidense. En este caso, se incrementaría el gasto público, especialmente en infraestructuras, pero se financiarían estos planes con subidas de impuestos entre las rentas más altas y la empresas.
Pero incluso aunque se produzca una división ideológica entre la Casa Blanca y el Capitolio, como ocurre en la actualidad, los economistas de Bank of America estiman que una victoria de Clinton y un Congreso republicano "proveerá un modesto estímulo a través de un incremento en el gasto en infraestructura que podría impulsar el crecimiento en 0,1 puntos porcentuales el año que viene". Un escenario que se repite en el caso de que sea Trump quien tenga que lidiar con una Cámara de Representantes y un Senado demócrata.