
Bajar IRPF y Sociedades costará 14.600 millones en dos años, frente a los 9.000 millones calculados. Reestablecer ahora los tipos en los anticipos a cuenta ayudará a corregir el millonario desvío
Motivos electorales, convicción ideológica sobre el positivo efecto de bajar impuestos o una combinación de ambos factores. Son las explicaciones más plausibles al impacto de la rebaja del IRPF y del Impuesto de Sociedades en los dos últimos años, mucho más amplio de lo que se estimó inicialmente. El Gobierno calculó que esas reducciones restarían 9.000 millones a las arcas públicas en dos años y se quedó corto. En 18 meses, el efecto ya es mayor, de 10.523 millones. Y al finalizar 2016, salvo un deterioro imprevisto de la economía, se situará en torno a los 14.600 millones, según cálculos efectuados por este periódico.
Un desvío de cinco décimas del PIB que puede hacer añicos el cumplimiento de los objetivos de déficit impuestos por Bruselas. La Comisión ha sido, de hecho, bastante laxa con España este año. Ha cancelado la multa por ?esfuerzos insuficientes? y permitirá que el desvío sea del 4,6 por ciento, apenas 5.000 millones por debajo del 5,1 por ciento con el que el Gobierno cerró el ejercicio 2015. Sin embargo, el parón político y la baja inflación, que está lastrando los ingresos de forma considerable, está complicando mucho la consecución de la meta fiscal, tal y como han puesto de relieve recientemente la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y la Fundación de las Cajas de Ahorros, Funcas, entre otros organismos.
Cualquier desvío, por mínimo que sea, sobre ese 4,6 por ciento, puede significar la reapertura del proceso de sanción sobre nuestra Economía. Cabe recordar en este sentido que, antes de que Bruselas flexibilizase la senda fiscal, el Ejecutivo debía dejar ya este año el déficit en el 2,8 por ciento, por debajo del 3 por ciento que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Solo se salva el IVA
Sólo por las sucesivas rebajas en los tipos del IRPF el Gobierno va a dejar de ingresar en dos años los 9.000 millones de euros que en un principio iba a costar toda la bajada de impuestos. Hasta junio de este año, y según datos de Hacienda, las arcas dejaron de contar con más de 6.500 millones, una cantidad que ascenderá casi a 8.800 millones una vez finalice el año (ver gráfico).
Mientras, en Sociedades el efecto ha sido parecido. Las dos rebajas del tipo general, establecido ahora en el 25 por ciento (era del 30 por ciento en 2014) han lastrado la recaudación hasta provocar un agujero de 3.041 millones de euros en 2015 y otros 1.795 millones en 2016. Pese a todo, los expertos consideran que ha sido la eliminación de los tipos en los pagos a cuenta los que más han perjudicado a la recaudación, hasta tal punto que este año, y si nada cambia, el desvío sobre previsiones podría acercarse a los 4.000 millones de euros.
El IVA ha sido el único de los grandes impuestos que ha conseguido compensar, en parte, el enorme boquete dejado por los otros dos tributos en las cuentas públicas. Los cambios en el IVA de importación y otras modificaciones menores han permitido que, en dos años, el impuesto vaya a arrojar un saldo favorable a las cuentas de 527 millones. La cantidad, sin embargo, es insuficiente para contrarrestar el multimillonario desvío arrojado por Sociedades e IRPF.
Lo mismo sucede con los 500 millones extraordinarios recaudados por otros conceptos, entre ellos, los 73 millones obtenidos de las rentas de funcionarios que en 2015 recuperaron parte de la paga extraordinaria que habían perdido tres años antes, en 2012; o los 32 millones que se van a obtener por el impuesto de gases fluorados. En total, el impacto en 2015 y 2016 de todas estas modificaciones equivaldría a 14.600 millones, un punto y medio de déficit.
El margen, en Sociedades
Consciente del perjuicio sobre las arcas públicas, el Ejecutivo en funciones anunció por boca del ministro de Economía, Luis de Guindos, que era necesario reestablecer tipos mínimos en los pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades. Y a falta de poco más de cuatro meses para el cierre del año, hay margen para poco más.
El Ejecutivo, de hecho, dispone de poco más de un mes para reestablecer esos tipos, pues en octubre tiene la última oportunidad de cobrar por adelantado los ingresos que ha dejado de percibir. Es en ese mes cuando las empresas abonan el último pago fraccionado del año, si bien para compensar el boquete de la rebaja fiscal deberá establecer un tipo mínimo del 20 por ciento, algo que le podría restar importantes apoyos en términos políticos.