Economía

El impuesto de Sociedades es el gran agujero negro de las finanzas públicas

Hace unos días comentábamos en estas páginas la medida que iba a proponer el Gobierno de "endurecer" el impuesto de Sociedades. Por supuesto, la medida ha recibido multitud de críticas, como siempre que se exigen más pagos a los contribuyentes. Entre las críticas, por supuesto, está la mía, con la particularidad de que es un tema que ya avisé hace meses. El otro día concluía que la medida era sólo un parche un tanto chapucero, y que hacía falta una reforma en profundidad de un impuesto que era un desastre, especialmente después de la reforma impulsada por el ministro Montoro y su equipo. Aquí sólo pretendo exponer algunos números que nos den una idea de la magnitud del problema.

En su último informe, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) señalaba que el incumplimiento del déficit de este año en curso, 2016, iba a ser muy superior al previsto. España debería acabar 2016, tras la enésima renegociación con Bruselas, en el 4,6%. Sin embargo, la economía española está creciendo por encima del 3%. Esto supone que los ingresos fiscales se incrementan, si no cambia la legislación, y que el pago de prestaciones de desempleo disminuye. En esta situación, el déficit debería disminuir hasta el 4% sin hacer gran cosa. De hecho, ésta era la previsión de la AIReF hace unos meses. Sin embargo, en los cinco primeros meses de 2016, el déficit se ha incrementado respecto de 2015.

La principal razón de que el déficit se haya desbocado es la caída de la recaudación de los impuestos directos, IRPF y Sociedades. La previsión de recaudación del IRPF era demasiado optimista, pero la de sociedades era simplemente de aurora boreal. Veamos, en 2015 se recaudaron 20.649 millones por el impuesto de sociedades. El incremento previsto era de un 20% para obtener más de 24.815 millones. Si esto es muy difícil subiendo los impuestos, bajándolos es simplemente misión imposible.

Un "coladero"

El principal problema no es que la previsión fuese lafferiana (de los creyentes en la curva de Laffer, que piensan que bajando impuestos se recauda más) y chapucera, sino que la reforma de Montoro ha sido un coladero.

Aproximadamente el 90% de la recaudación del impuesto de sociedades proviene de los pagos fraccionados, el resto se obtiene de las retenciones, ya que la cuota del impuesto es negativa. Pues bien, en el primer pago fraccionado de 2016, la recaudación, que debía haber crecido un 20% según las previsiones de Montoro y su equipo, se ha caído a la mitad.

Los datos son simplemente escalofriantes. Por ejemplo, el beneficio declarado a efectos fiscales por los grupos consolidados, es decir las muy grandes empresas, se ha incrementado un 17,4%. Sin embargo, la cuota que han pagado estos grupos consolidados se ha reducido un 62,9%, con lo que las grandes empresas españolas han pagado, sólo en abril, 2.800 millones de euros menos que en 2015.

Si esto se mantiene, sólo en el impuesto de sociedades, la Agencia Tributaria recaudaría 9.000 millones de euros menos que el año pasado. El cálculo es bastante simple, en lugar de recaudar 18.000 millones en pagos fraccionados, se recaudarían 9.000 millones. Y si no cambiamos la normativa, la recaudación previsible es ésa y no otra. Pensemos que no es un problema de beneficios, sino de lo que pagan esos beneficios cuando se declaran. La generalidad de las empresas ha declarado unas bases, es decir beneficios a efectos fiscales, superiores en un 11,6% al año pasado. Sin embargo, con esos mayores beneficios, y dado el cambio de normativa, las empresas sólo han tenido que pagar la mitad de lo que estaban pagando el año pasado.

Si no se hubiese rebajado el impuesto de sociedades, lo que hubiese ocurrido es que en 2016 recaudaríamos un 11% más, es decir unos 23.000 millones. La previsión de Hacienda era de casi 25.000 millones. Lo que obtendremos este año serán cerca de 12.000 millones, unos 9.000 millones menos que el año pasado, salvo que cambiemos la normativa. Eso supone una desviación respecto de presupuestos de 1,3 puntos más de déficit, y casi un punto más que el año pasado. La reforma del impuesto de sociedades del PP ha sido simplemente la reforma fiscal peor planificada e instrumentada, y sobre todo más costosa, que se recuerda: se planificó un coste de cerca de 3.000 millones de euros, y no está costando como mínimo 11.000 millones, casi el doble que los 400 euros de Zapatero. Me gustaría equivocarme, pero no encuentro otra lectura posible de los datos oficiales de la Agencia Tributaria.

En fin, la previsión de recaudación ha sido, incluso más chapucera que la de la amnistía fiscal. Entonces sólo se recaudó la mitad de lo previsto, pero hay que reconocer que era más complicado realizar la previsión. Y una desviación de este calibre implica recortes o subidas de otros impuestos, simplemente para salvar los muebles de un objetivo de déficit del 4,6%. Seguramente, no quede más remedio que tomar medidas urgentes en el propio impuesto de sociedades este mismo año. Pensemos que la media de recaudación por los beneficios de las empresas en la OCDE está en el 2,8% del PIB, lo que en España serían unos 30.000 millones, casi el triple de lo que recaudaremos este año. Y en estas condiciones, no se puede reducir el déficit el año próximo en 15.000 millones por muchos recortes y subidas de impuestos que el nuevo gobierno quiera o pueda implementar.

Otro día comentamos qué se puede hacer para revertir una situación objetivamente muy grave: el impuesto de sociedades tiene que dejar de ser el gran agujero negro de las finanzas públicas españolas.

Francisco de la Torre Díaz. Diputado de Ciudadanos e Inspector de Hacienda.

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