
Después de jornadas de rumores y variaciones en la cifra final, que se dejaron notar en el yen, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, anunció ayer que su Gobierno aprobará la semana que viene un paquete de estímulo fiscal de más de 28 billones de yenes (alrededor de 241.000 millones de euros).
Abe desveló su plan maestro, sin detalles, durante un discurso en la ciudad de Fukoka, para frenar las especulaciones que durante el martes volvieron a causar un fortalecimiento de la divisa nipona.
"Hay que adoptar medidas para apoyar la demanda interna y poner a la economía en una senda de recuperación más firme", dijo Abe. "Quiero utilizar diversas medidas para aumentar nuestra velocidad de escape de la deflación", agregó.
Además, el primer ministro oficializó la suma justo antes de que el Banco de Japón comenzase su reunión sobre política monetaria, cuyo resultado se conocerá el viernes y en la que se espera que su gobernador, Hahuriko Kuroda, incremente su plan de flexibilización monetaria, ampliando la cantidad de las compras de activos y la variedad de éstos.
"Esperamos que el Banco de Japón rebaje sus expectativas de inflación y duplique la compra de sus ETF hasta 6 billones de yenes anuales y probablemente incremente la compra de bonos en línea con el estímulo fiscal", explica Shusuke Yamada, estratega de Bank of America Merrill Lynch.
La renovada atención a las políticas fiscales como pilar del crecimiento, tras el desgaste de las monetarias, también es bienvenida, en el resto de economías avanzadas. "Los cambios en las perspectivas fiscales de varias economías puede proveer un impulso a la expansión entre los países avanzados, pero a nivel global sólo incrementará el crecimiento en 0,2 puntos", explica Peter Hooper, economista de Deutsche Bank. "No es insignificante pero tampoco cambia las reglas del juego", añade. En este sentido, señala que la eurozona necesita más estímulos fiscales y reconoce que en Japón existen mayores riesgos "debido a su alta utilización de recursos y el extremo endeudamiento público".
Casi una costumbre
Aunque se desconocen los detalles de este nuevo capítulo en Abenomics, plan económico del primer ministro, los medios locales sugirieron que la mitad de los fondos previstos se destinarán al gasto de entidades locales y del Gobierno, lo que impulsaría la construcción de nuevas infraestructuras.
Esta coordinación de estímulos fiscales evita que Japón recurra al llamado helicóptero del dinero, una política donde el Banco Central distribuiría directamente dinero a la población, planteada por el economista Milton Friedman. Esta opción, presente en los rumores de las últimas semanas, ha sido rechazada abiertamente por Kuroda y puesta en duda por los analistas, que consideran que Japón no cuenta con el capital político para iniciar estas medidas de forma prolongada. A la espera de más información, la victoria de la coalición gubernamental en las elecciones del 10 de julio ha sido considerada como un espaldarazo a sus políticas económicas.