Economía

La City se prepara para trasladar negocios a otras plazas europeas

  • La banca planea instalar actividades en Fráncfort, París, Dublín y Ámsterdam

"Como británico y europeo, me entristece que Europa ha perdido obviamente su atractivo para muchos de mis compatriotas. Es una clara señal a la UE para que se acerque a su gente y fortalezca la democracia". Con estas sentidas palabras, el primer ejecutivo del grupo alemán Deutsche Bank, John Cryan, resumió en una carta a sus empleados el sentir generalizado de la City londinense por el resultado del referéndum.

Los nervios y la incertidumbre se apoderaron desde primero hora de la mañana en la ciudad financiera más importante del Viejo Continente, que verá mermadas sus capacidades y su importancia a partir de ahora, según todos los pronósticos.

Muchas de las entidades, principalmente las que se dedican a la banca de inversión, son conscientes de que el Brexit les va a impactar de lleno y una larga lista reconoce que muchas se verán obligadas a trasladar parte de sus negocios a otras ciudades, como Hong Kong, París, Fráncfort y Dublín.

El propio Cryan admitió que la posición de Deutsche Bank en Reino Unido no cambiará, pero que sus estructura futura dependerá de cómo queden las relaciones bilaterales entre la UE y Londres con el objetivo de minimizar los efectos en sus clientes. En estos mismo términos se pronunció Citi, que analizará y revisará sus instalaciones en la isla. Barclays, hace dos meses, ya puso en marcha un protocolo para potenciar su banca de inversión desde Estados Unidos.

El mayor banco británico, HSBC, llegó a advertir hace unas semanas que 5.000 empleados serían traslados a París y que su sede volvería a Hong Kong si triunfaba la ruptura, pero en el día de ayer negó estos planes. Otras entidades que también han suavizado sus posiciones públicas son Goldman Sachs y Morgan Stanley. Este último desmintió que haya empezado a remover a 2.000 de sus 16.000 trabajadores de la City a Dublín o Fráncfort.

Fuentes del sector sostienen que otros gigantes financieros, como BNP Paribas y Morgan Stanley, han decidido disminuir su operativa.

El grado de deslocalización dependerá de manera clave cómo negocia Reino Unido el pasaporte de los bancos, porque podría encarecerse su establecimiento en Londres si la UE se niega a conservar el privilegio que concede a los estados miembros. Será fundamental, asimismo, cómo quede la relación entre ambos territorios, porque el mercado británico podría dejar de ser competitivo para las emisiones de deuda en euros y la negociación de divisas.

Pérdidas de 12.000 millones

Una fuga masiva de negocio financiero sería dramático para el país. Algunos expertos coinciden en señalar que una quinta parte del valor de la City se perderá en los próximos años como consecuencia de la inestabilidad. Otros son menos pesimistas. The City UK indica que la pérdida será de hasta un 9,5 por ciento en cinco años, lo que equivale a casi 12.000 millones de libras.

El sector contribuye con 180.000 millones de libras al Producto Interior Bruto (PIB), que representa el 12 por ciento. Su aportación se eleva al 18 por ciento de la riqueza anual de Reino Unido si se incluyen actividades relacionadas.

La banca es el principal contribuyente impositivo, con 66.000 millones de libras en 2015. Es también el mayor exportador, con una suma a la balanza comercial de 67.000 millones, que permitió una generación de superávit comercial con la UE de 18.500 millones en 2014. La industria financiera emplea a 2 millones de personas, de las cuales un tercio están afincadas en la City. El Banco Internacional de Pagos calcula que cada día la ciudad financiera mueve más de un billón de dólares en euros.

Las plazas que más se beneficiarían del Brexit serían París, Fráncfort, Ámsterdam y Dublín dentro de la UE, según la consultora Global Counsel, pero sus efectos no serán inmediatos por la dificultad de replicar las ventajas de Londres al no contar ni con la infraestructura ni los servicios legales ni el ecosistema financiero adaptados.

En la actualidad, la City lidera la práctica totalidad de los nichos de actividad de la banca de inversión en Europa. Por ejemplo, copa el 49 por ciento de los derivados de tipos de interés (OTC) frente a un 4 por ciento de Alemania; el 41 por ciento del mercado de divisas; el 18 por ciento de los activos gestionados por hegde funds; y el 15 por ciento de los préstamos transfronterizos.

El desafío del Reino Unido no sólo es proteger el liderazgo y retener a los agentes ya instalados, sino atraer firmas nuevas en el futuro. El responsable de gestión de activos del país de EY, Gill Lofts, indicó ayer que ?las empresas no europeas que están pensando desembarcar en el continente tenderán a hacerlo en Luxemburgo o Dublín a no ser de que se llegue a un acuerdo aceptable? para los intereses del mercado británico.

La actividad de fusiones y adquisiciones o las salidas a bolsa se verán mermadas en el corto y medio plazo, lo que supondrá una caída de los ingresos para el sector financiero. La caída de la libra dificultará la capacidad de las compañías británicas para llevar a cabo compras en el exterior para crecer, también según los expertos.

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