Desde mediados de febrero, los precios del crudo han llegado a repuntar hasta un 70%, un hecho que ha moderado la contracción sufrida por la economía rusa en el primer trimestre del año. Según las estadísticas federales dadas a conocer ayer, el PIB del país registró un crecimiento negativo del 1,2% interanual en los tres primeros meses de 2016, una cifra mejor de lo prevista por los analistas que llegaron a barajar una contracción del 2%.
Sin embargo, los datos oficiales superaron incluso las expectativas del propio Ministerio de Economía ruso, que barajaba una expansión negativa del 1,4%. La marcha de la economía del país en el primer trimestre no sólo quedó por encima de lo que esperaba el consenso del mercado sino que también registró una tremenda recuperación si tenemos en cuenta que entre octubre y diciembre del año pasado, el PIB ruso sufrió una contracción del 3,8%.
Y es que la crisis sufrida por los precios del crudo y también por el rublo puso contra las cuerdas al país liderado por Vladimir Putin que desde su impago soberano en 1998 no registraba turbulencias de esta magnitud. El desplome del petróleo ha hecho mella en los salarios pero también ha ayudado a incrementar la competitividad rusa en otras industrias, en un momento en que el país atraviesa por su recesión económica más larga de las últimas dos décadas.
Aún así, los últimos datos de crecimiento han servido de excusa para que el Banco de Rusia mantenga su política monetaria sin cambios y se aventure a seguir recortando tipos. Según declaraciones del subgobernador del banco central ruso, Dmitry Tulin, a los legisladores en Moscú, recogidas por Bloomberg, "un recorte de tipos no fomentaría un crecimiento significativo para la economía real". El Banco de Rusia mantiene los tipos de interés en el 11% después de cinco recortes tras la subida de emergencia hasta el 17% llevada a cabo en diciembre de 2014.