
La economía alemana marca el rumbo de crecimiento de la eurozona. Lenta pero constante, la progresión económica ha venido unida al descenso del desempleo a niveles anteriores a la reunificación de 1990. La alegría en las carteras de Finanzas que dirige el democristiano Wolfgang Schäuble o la de Economía, regentada por el socialdemócrata Sigmar Gabriel, son palpables en cada comparecencia pública de ambos ministros.
El miércoles pasado, Schäuble presentó los resultados del cálculo de ingresos impositivos. Este año, el Ejecutivo alemán espera 691,2 millones de euros más procedentes de ingresos tributarios, un ligero aumento respecto a la previsión de noviembre. Esto se debe al incremento en el número de trabajadores y la mejora de las condiciones de cuatro millones de puestos de trabajo surgida tras la implementación del salario mínimo de 8,5 euros por hora en 2015.
El desarrollo económico deberá también lidiar con las adversidades externas, como el conflicto militar en Oriente Medio y la situación económica débil en los emergentes. Así lo recordó el ministro de Finanzas, quien añadió que "estamos en un camino sólido y esta evaluación fiscal revela que tenemos un buen desarrollo económico".
Sin embargo, a pesar de que el superávit alemán alcanzó el 0,7 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2015, Schäuble descartó una rebaja en los tipos impositivos, que con la inflación se verán incrementados en 2017. El motivo de no rebajar los tributos es un acuerdo cerrado con los 16 Länder por el que, por el momento, no se reducirán los impuestos en aras de ahorrar para conseguir estabilidad económica, siguiendo el plan de viabilidad presupuestaria hasta 2020 y así proseguir con la revalorización de las pensiones.
Alemania tiene fuertes tipos impositivos en el IRPF, que se van incrementando cuanto mayor es el sueldo que se percibe, llegando incluso en ocasiones a superar el 50%. Desde 2007 posee, además, únicamente dos tipos de IVA. Uno de tipo general al 19% y un IVA reducido del 7%, que se aplica a los alimentos, suministro de agua, hoteles, libros y cultura. Otro de los tributos es el "impuesto solidario", que se paga para que las regiones del este, menos desarrolladas que las del oeste desde la reunificación, se equiparen a sus vecinas.
Falta de consenso
Sin embargo, en el Gobierno no hay, al menos por el momento, un consenso firme respecto a sobre si modificar los tributos con motivo de esta bonanza.
Ralph Brinkhaus, presidente del partido de Angela Merkel (CDU) en el Bundestag, explicaba la semana pasada las prioridades actuales, discrepando con Schäuble. "Aunque los ingresos del Estado se encuentran en un nivel elevado, debemos priorizar el alivio impositivo de los Estados federales y los municipios, la reforma de las pensiones y la seguridad, tanto fuera como dentro del país".
Precisamente es la partida de seguridad una de las que más se han incrementado en los Presupuestos de 2017, presentados el mes pasado. El importe se elevará hasta el 1,2% del PIB alemán, lo que servirá para reforzar la policía federal y la seguridad ciudadana, principalmente.
La cuestión de los refugiados también ocupa una partida presupuestaria importante. En 2015 pasaron por Alemania 1,1 millones de personas y es uno de los países europeos con mayor número de demandas de asilo. Cómo absorber laboralmente a los asilados es una cuestión en la que se trabaja desde hace meses. Una de las propuestas de la ministra de trabajo, la socialdemócrata Andrea Nahles, fue que hasta que se les concediese el estatus de refugiados trabajasen por un euro la hora, medida que de momento no se ha aplicado. Tras el acuerdo con Turquía se ha reducido a la tercera parte el número de refugiados que han llegado a Alemania.
Las pensiones alemanas, que este año se han revalorizado entre un 4 y un 6%, son otro tema que centra el debate público actual, ya que Andrea Nahles quiere consensuar una reforma antes de septiembre. La idea de su partido, el socio de la Gran Coalición junto con los de Angela Merkel, es hacer una reforma que evite la pobreza en la vejez y que sea tema central de la campaña para las elecciones a la cancillería de 2017. También se pide eliminar las diferencias entre regiones, ya que los pensionistas reciben mayores pensiones en el oeste de Alemania.
Sigmar Gabriel, ministro de Economía y vicecanciller de Alemania, expresó en la previsión económica de primavera que "se debe mantener la estabilidad de las pensiones hasta 2020, ése es el reto que tenemos". Además, sentenció que "si Merkel no quiere afrontar esta reforma, deberá mirar a Austria, donde recientemente el partido de extrema derecha FPÖ ha conseguido vencer las elecciones en la primera vuelta".
La amenaza de la derecha populista, materializada en el partido Alternative für Deutschland (AfD), se hace cada día más tangible. Las encuestas pronostican un hundimiento del partido socialdemócrata en beneficio de la agrupación extremista, que podría ser la primera fuerza de la oposición en el Bundestag tras las elecciones de 2017.