En 2012, cuando el Gobierno decidió recurrir al fondo de reserva de la Seguridad Social para pagar las pagas extra de los pensionistas, éste tenía un importe equivalente al 6,2% del Producto Interior Bruto (PIB), equivalentes a unos ocho meses de pensiones. Actualmente, según los datos del Ministerio de Empleo, su importe asciende a 32.481,31 millones de euros, lo que supone el 3,12% del PIB, con lo que no llega ni para pagar cuatro nóminas.
Según un estudio publicado en la revista "Papeles de Economía", de Funcas, si no se hubiera retirado nada, el fondo estaría en un 7,7% del PIB, es decir contaría actualmente con casi 80.000 millones de euros para el futuro, que permitiría pagar nueve mensualidades.
Los ingresos crecen más despacio que los gastos
Según Ignacio Zubiri, autor del informe, "el recurso al Fondo Reserva ha permitido financiar las pensiones a partir del 2012". El problema es que los recursos del fondo se están agotando y la creación de empleo es lenta. A este problema se suma otro: la ralentización del aumento de la recaudación debido a la moderación salarial, los salarios más bajos de los nuevos empleos y las reducciones incentivadoras de cotizaciones.
En 2014, por ejemplo, las afiliaciones aumentaron un 1,6% mientras que la recaudación por cotizaciones solo creció un 1%. Por otro lado, el crecimiento de las prestaciones contributivas continúa a un promedio de más del 3,5%. En este contexto, según el autor, "no cabe esperar que en el futuro inmediato las cotizaciones sean suficientes para financiar unas prestaciones crecientes".

¿Cuánto bajarán las futuras pensiones?
Al contrario, según sus cálculos, las pensiones pueden sufrir un descenso importante, de hasta el 35% en algunos casos por las reformas llevadas a cabo en 2011 y 2013. La reforma del 2011 redujo las pensiones para la mayoría de los jubilados futuros. Según sus cálculos, "el retraso de la edad de jubilación puede tener un coste de casi el 10% de la pensión vitalicia, la linearización puede costar a algunos contribuyentes hasta un 5% de su pensión". Además, aunque advierte que los efectos de la ampliación de la base son difíciles de determinar con generalidad, "el coste promedio puede ser de hasta un 10% de la pensión, pero hay casos en que la pensión puede incluso aumentar".
Zubiri, no obstante, es crítico con el momento elegido para reformar las pensiones. En su opinión, aunque "el sistema de pensiones español era insostenible en el medio y largo plazo y necesitaba reformas importantes, realizarlas en medio de una crisis solo podía llevar a una reducción sustancial de las prestaciones porque la opción de dotar al sistema de más ingresos no es viable en un contexto de caída de ingresos y déficit".
