El escenario político incierto y las dudas sobre cómo podrá conformarse el nuevo Gobierno tendrán un impacto limitado en la economía. Cualquiera de las opciones y cualesquiera que sean los pactos, el próximo Ejecutivo español seguirá atado de pies y manos a las exigencias de Bruselas. Máxime cuando la Comisión Europea volvió a dar un toque de atención esta semana a nuestro país para que acelere el ajuste necesario, con el que meter en cintura el déficit. En todo caso, ese impacto no afectará claramente a los principales indicadores macroeconómicos, tales como el consumo privado, antes del segundo semestre.
En medio de este escenario, dos elementos juegan en favor de nuestro país y podrían contrarrestar los riesgos a la baja: la política monetaria del Banco Central Europeo y el desplome del precio del crudo.
El compromiso con Bruselas
Si en algo coinciden los expertos consultados por elEconomista, es en que Bruselas y los compromisos que nuestro país tiene con sus socios seguirán limitando considerablemente las decisiones económicas del próximo Ejecutivo. Y esto será así independientemente de las siglas que lo conformen, en opinión de Joaquín Robles, analista de XTB. Así, el nuevo inquilino de la Moncloa y sus socios van a seguir maniatados, sobre todo después de que la Comisión Europea haya recordado a nuestro país que todavía tiene pendiente un ajuste fiscal de 8.000 millones de euros este año.
El camino que le queda por delante a España para su saneamiento total no es corto, y en algunos momentos "se hará cuesta arriba", enfatiza Juergen B. Donges, profesor emérito de economía política en la Universidad de Colonia. "El comportamiento de algunos líderes políticos desde el 20-D nos tiene estupefactos fuera de España", lamenta Donges, quien se muestra especialmente crítico con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. De hecho recalca que a los actores del mercado no les gustan los juegos políticos marcados por ambiciones personalistas y con desenlaces imprevisibles. Menos aún, apunta, los planteamientos anticapitalistas y antisistema.
Primeras señales
Hasta la fecha, son escasos los indicadores económicos que sí pueden estar reflejando un cierto impacto de la inestabilidad política, según los analistas. Carlos Martínez, director General del IMF Business School explica que en los últimos tres meses, incluyendo enero, se ha registrado una desaceleración en el crecimiento del empleo, que atribuye en parte a las dudas que genera la coyuntura política.
Como indicador adelantado podría tomarse, también, el descenso en la confianza de los consumidores (vuelve a situarse en enero por debajo de 100, nivel medio a partir del cual la percepción de los consumidores es positiva). Almudena Semur, cordinadora del servicio de Estudios del IEE, considera que habrá que prestar atención a cómo siga comportándose esta variable los próximos meses.
Una peor percepción de la situación actual no implica que las familias vayan a reducir su gasto de inmediato. Por este motivo, el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal no contempla un impacto en el consumo privado antes del tercer o el cuarto trimestre de este año, en tanto que éste es un indicador algo menos sensible.
Semur, por su parte, considera que si el nuevo Gobierno decide dar marcha atrás en el proceso de reformas, el mercado empezará a reaccionar "claramente" a partir del año 2017, dado que el dato de crecimiento de este año se verá favorecido por los vientos de cola -el IEE prevé para este ejercicio un avance del PIB del 2,7 por ciento, tres décimas por debajo de la previsión oficial-.
Vientos de cola: BCE y petróleo
En concreto, son dos los aspectos de la actual coyuntura internacional que pueden contrarrestar en parte los efectos negativos de la falta de Gobierno en España. De un lado y como señala el profesor Bernal, la adquisición de deuda española por parte del Banco Central Europeo (BCE) ya está impidiendo que nuestra prima de riesgo se vea afectada.
De otro y, como recuerda María Jesús Fernández, investigadora de Funcas, está siendo y será clave el desplome del precio del petróleo. Sobre todo porque nuestro país tiene una dependencia del exterior que ronda el 80 por ciento, frente al 54 de la media europea.
Fernández entiende que, en las actuales circunstancias, lo que genera una mayor incertidumbre no es el hecho de que, hasta la fecha, sigamos sin tener Gobierno; sino el temor a que el futuro Ejecutivo adopte políticas perjudiciales para nuestra economía. "Si no existiera ese riesgo de cambio en las políticas, no habría problema con la tardanza en formar un nuevo Gobierno", apunta.
Tanto es así que, según Donges, si el próximo Gobierno ablanda los requisitos del ajuste aún necesario, da marcha atrás en las reformas estructurales aprobadas y no acomete las pendientes, el capital se espantará, la inversión extranjerá caerá notablemente, se frenará la recuperación y el paro volverá a dispararse. "Ni que decir tiene que entonces la zona euro tendría un problema serio", alerta, en tanto que España es un "peso pesado" comparada con Grecia o con Portugal.
Por este motivo, Miguel Ángel Bernal llama la atención acerca de un dato que arrojará luz sobre el rumbo que tomará nuestra política económica en un futuro: el gasto de las Administraciones Públicas del segundo y del tercer trimestre. A su juicio, este factor será tan determinante a la larga, como la posibilidad de que llegue a ponerse en entredicho el marco de la reforma laboral que nos han reclamado tanto la Comisión Europea, como otros organismos internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional.
De todos los citados anteriormente, el aspecto en el que unos y otros coinciden es en que este cambio de rumbo de la política económica puede paralizar las inversiones -si bien, en algunos casos, esto ya está sucediendo-.
Las inversiones, a la espera
Carlos Martínez sí considera que una parte de esas inversiones pueden haberse frenado ya por la falta de ejecutivo. Alude tanto a las extranjeras como a las de aquellos empresarios nacionales "que prefieren esperar antes de decidir, por ejemplo, sobre la firma de nuevos contratos". Cuanto más se prolongue la situación actual, cuanto más tardemos en conocer si es finalmente Pedro Sánchez quien es capaz de formar Gobierno y con quién, más riesgo existe de que el impacto en la economía sea mayor, adelanta Fernández.