
Carmen Reinhart, profesora de Finanzas Internacionales en la Universidad de Harvard, cree que las tensiones que se están viviendo en los mercados de divisas pueden ser nocivas para la economía. La tranquilidad en los mercados de divisas se había establecido en los últimos años (salvo al comienzo de la Gran Recesión), sin embargo ahora las divisas vuelven a recuperar parte del protagonismo perdido.
Reinhart explica en Project Syndicate, que "la escasez de 'accidentes' de divisas en la última década puede ser posiblemente la excepción que confirma la regla. La casi extinción de accidentes en el mercado de divisas durante el periodo 2004-2014 es reflejo de los bajos tipos de interés en Occidente y del estable flujo de capitales que ha ido entrando en los mercados emergentes".
Durante todos esos años de entradas de flujos de capitales, estos países utilizaron su política monetaria "para evitar una apreciación de sus divisas frente al dólar y las divisas de otros socios comerciales", explica la economista estadounidense.
Sin embargo, "esto cambio en 2014, el deterioro de las condiciones financieras globales ha revivido los cracs de divisas de forma masiva. Desde entonces, casi la mitad de una muestra de 179 divisas han sufrido depreciaciones anuales del 15% o más".
Esta situación, que en principio permite que la economía de esos países se reequilibre y mejore su comportamiento, no ha servido para lograr más crecimiento: "Hasta el momento hay pocos indicios de que estas depreciaciones hayan tenido un efecto saludable en el crecimiento económico".
El efecto está siendo quizá contraproducente: "En muchos mercados emergentes, las depreciaciones han agravado los problemas relacionados con la deuda en divisa extranjera". Ahora las empresas de estos países que emitieron deuda en dólares u otras divisas necesitan más ingresos para cumplir con esas obligaciones.
La globalización y las divisas
A día de hoy, "en un mundo tan interconectado, los efectos del crac de una divisa no terminan en el país en el que se originan... Se ha hablado mucho sobre la devaluación del yuan y su efecto sobre la competitividad en Tailandia, Corea, Indonesia, Malasia y Filipinas, que han tenido sus divisas ligadas al dólar", explica Reinhart.
"Los tipos de cambio sobre-valorados han sido uno de los mejores indicadores en las principales crisis financieras. Así que uno no puede dejar de preguntarse si estamos ante una repetición de lo que pasó entre 1994 y 1997. Desde principios del 2014 el yuan se ha depreciado un 7,5% frente al dólar, mientras que el euro se ha depreciado alrededor de un 25%", por lo que aún no se puede saber qué va a pasar.
Aunque dejar que una divisa se devalúe para que los bienes y servicios producidos sean más competitivos no es algo nuevo, si es cierto que el gran tamaño de China y su papel de gran potencia exportadora complica la situación: "Los efectos sobre varios países de la región, sobre los exportadores de materias primas y otros países que dependen de China. Los mercados emergentes ya representan el 60% del PIB mundial, frente al 35% que representaban a principios de 1980... La vuelta a las fuertes devaluaciones puede ser un obstáculo para volver a recuperar la prosperidad global".