El presidente de Francia, François Hollande, ha señalado que ha llegado la hora de promover un nuevo modelo económico y social en el país. Uno de los aspectos urgentes pasa por la lucha contra el paro, que afecta a más de tres millones y medio de franceses, y para el que Hollande ha anunciado un plan de creación de empleo dotado con 2.000 millones de euros.
De esta partida, el Gobierno francés destinará 1.000 millones de euros a la formación laboral de 500.000 desempleados y dará una subvención de 2.000 euros a las empresas de menos de 250 trabajadores con sueldos de al menos 1,3 veces el salario mínimo que lleven a cabo contrataciones de parados de larga duración.
A menos de un año y medio para las elecciones, el presidente galo detalló en su discurso anual ante empresarios que este plan no requerirá de más impuestos, si no de recortes presupuestarios: "Estos 2.000 millones de euros se financiarán sin nuevos impuestos de ningún tipo, en otras palabras, serán financiados por el ahorro".
"Hay un camino entre el liberalismo sin conciencia y el inmovilismo sin futuro", señaló el mandatario, que también aseguró que ninguna de las medidas afectará a la semana laboral de 35 horas.
Francia también ha recuperado la fijación de topes en la indemnización por despido improcedente, una medida lanzada el pasado junio pero censurada posteriormente por el Consejo Constitucional porque en ese momento la compensación no era igual para todos, sino mayor para los trabajadores de las grandes empresas.
El otro orden, Hollande ha condicionado su candidatura a las elecciones al asunto laboral, ya que sólo se presentará si se produce una baja creíble de la desempleo, una de sus promesas de la campaña electoral de 2012.