
El escenario de crisis económica generalizada y las políticas de gobernanza económica y austeridad para su superación establecidas por la Unión Europea, que han marcado la política laboral española y cuyo exponente más destacado ha sido la reforma laboral que tan profundamente ha afectado al estatus jurídico del trabajo, tanto en su vertiente individual como colectiva, no parece vaya a cambiar de manera notable en 2016.
Las prioridades económicas y sociales de 2015 (inversión, reformas estructurales y responsabilidad presupuestaria), seguirán siendo válidas para 2016. Las previsiones apuntan a un crecimiento de la economía "desacelerado, cierto, respecto a los niveles de 2015 pero crecimiento" y del empleo, y a una disminución de la tasa de desempleo.
Pero a pesar de la leve mejoría, la profundidad de la crisis y la lentitud de la recuperación no nos situarán, ni mucho menos, en el escenario previo a la crisis. Los retos continúan siendo la recuperación del empleo, el crecimiento sostenible y la sostenibilidad de las pensiones.
La recuperación del empleo, que hasta ahora se ha producido de la mano de contratos temporales y de la precarización de las condiciones laborales, con toda probabilidad continuará por esa senda, y ello sin perjuicio de los intentos por corregir los desequilibrios a través de incentivos (bonificaciones y reducciones) o, en un paso más, a través de la reducción de la 'cuña fiscal' (impuestos y cotizaciones inferiores) con la correspondiente repercusión en las arcas de la Seguridad Social donde se prevé una desviación del objetivo de déficit.
Los problemas de la Seguridad Social
El principal problema seguirá siendo el mismo: descenso de la calidad contributiva de los cotizantes por la precarización en la contratación y, sobre todo, por el descenso de las bases como consecuencia de la reducción de los sueldos. De esta forma, el previsible incremento de las afiliaciones a la Seguridad Social no irá acompañado "o no de manera suficiente" de un aumento de los ingresos por cotizaciones y tendrá que recurrirse, de nuevo, a la 'hucha' de las pensiones. Los problemas de sostenibilidad de la Seguridad Social, que en este momento tienen más que ver con la situación descrita que con consideraciones demográficas, pondrán de manifiesto, también en el próximo ejercicio, la necesidad imperiosa de incorporar fuentes complementarias de financiación.
La lacra del desempleo, que afecta muy especialmente al colectivo de jóvenes y de parados de larga duración, nos seguirá acompañando. Minorar las escalofriantes cifras seguirá pasando por la activación y desarrollo de las políticas activas de empleo, por dar el lugar que corresponde a la formación como herramienta clave para el ingreso y reingreso en la vida activa y por conseguir un eficaz funcionamiento de los servicios públicos de empleo.
Desde la perspectiva de las políticas laborales y de protección social en 2016 el reto continuará siendo la creación de empleo estable y de calidad y la situación de partida la existencia de una tasa de desempleo de las más altas de Europa, la 'normalización' social del trabajo precario y, no se olvide, el aviso de la Comisión Europea de que la LPGE/2016 plantea un incumplimiento de las exigencias del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que obligará al Gobierno que salga de las urnas a un reajuste. La coyuntura económica y la orientación política, serán los ejes sobre los que pivotarán las respuestas.
Teresa Díez Meriel, Área Sociolaboral del CEF.- Centro de Estudios Financieros