
El luxemburgués Yves Mersch, miembro de la junta directiva del Banco Central Europeo (BCE), sugiere la posibilidad de que se amplíe el programa de compras activas en diciembre e insiste en la influencia que el índice de depósitos tiene sobre el nivel del euro, sobre los precios y el crecimiento.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la economía de la zona euro?
La recuperación continúa y el crecimiento muestra cierta resiliencia. La demanda interior la sostiene el consumo gracias al precio bajo del petróleo, que mejora el poder de compra. El otro componente de la demanda, la inversión, no se encuentra en su mejor nivel. Es el caso de la inversión pública, sobre todo en los países con margen de maniobra, mientras que la inversión privada la frena el saneamiento de las cuentas. Los países emergentes afectan a la demanda externa.
¿Y en materia de inflación?
Se espera la resurgencia a principios de 2016, a razón de los efectos de base sobre los precios energéticos, pero los analistas no deberían centrarse tanto en los datos a corto plazo o en determinados índices de anticipación de la inflación. Nuestro enfoque es más holístico. Consideramos también la inflación subyacente, los aceleradores de presiones inflacionistas como los fenómenos que influyen en las capacidades de fijación de precios, etc.
¿La situación puede justificar nuevas intervenciones del BCE, como han dado a entender algunos miembros de la entidad?
Esperemos a las nuevas previsiones macroeconómicas para 2017 que están desarrollando nuestros servicios. En su última reunión de octubre, el consejo de gobernadores del BCE ha estado de acuerdo sobre la necesidad de reconsiderar en diciembre el grado de flexibilización de nuestra política monetaria. Examinaremos el efecto de las medidas tomadas y decidiremos si es necesario o no hacer más. El debate va a ser muy rico y es importante que esté bien preparado.
Aun así, los mercados esperan un aumento o la ampliación del programa de recompras de activos. ¿Qué opina usted?
No estamos al límite de nuestras posibilidades. La flexibilización cuantitativa está prevista, por lo menos, hasta septiembre de 2016. La política monetaria se orienta al medio plazo. Si paráramos el programa de un día para otro, provocaría un "efecto precipicio", una caída brutal de la liquidez. Debemos gestionar el programa para evitar esa situación en los mercados, independientemente de las consideraciones de pura política monetaria.
Sobre la bajada del tipo de depósitos, el nivel del -0,2% debería constituir un mínimo. ¿Por qué debería el BCE cambiarlo?
Los tipos negativos, con los que tenemos experiencia limitada, tienen consecuencias múltiples, algunas positivas y otras no tanto. Por ejemplo, ejercen influencia en el tipo cambio, que no es un objetivo de la política monetaria, aunque sí un canal muy importante de transmisión para los precios y el crecimiento.
La Fed probablemente subirá los tipos en diciembre. La posibilidad pesa sobre el euro frente al dólar. ¿Es un dato que tiene en cuenta?
Nuestra discusión no depende de las decisiones de la Fed y recuerdo que el tipo de cambio no es un objetivo de política monetaria. Nuestra decisión se centrará en la evolución de la situación en Europa, que puede verse influenciada por un cambio del rumbo de la Fed. Sin embargo, al igual que la orientación de los precios del petróleo, es un elemento que no dominamos.
Respecto al componente de la unión bancaria, Alemania se opone a la idea de una garantía europea de depósitos. ¿Le preocupa?
Cuando se tiene un sistema único de supervisión de bancos, es lógico disponer a la larga de un sistema de garantía de depósitos que unifique las consecuencias de un fallo de la supervisión.
¿Le preocupa que la integración económica no avance en la zona euro?
Sí, porque en una unión monetaria las discrepancias entre países no deben restar eficacia a la política monetaria. Las estructuras económicas pueden ser diferentes pero más vale que los ciclos sean convergentes. Por eso deseamos que se refuerce la colaboración económica en Europa. En vez de colaborar, Europa ofrece un espectáculo de división y tensión.