El Primer Ministro de Finlandia, Juha Sipila, ha reconocido que su Gobierno puede colapsar este viernes si no llegan a un acuerdo sobre las reformas de sanidad, que tienen como objetivo la eficiencia y ahorrar unos 3.000 millones de euros.
Esta reforma es una de las medidas 'estrella' para lograr equilibrar la cuentas de un país que está presentando déficits públicos en los últimos años. Finlandia ha pasado de dar lecciones a Grecia a ser considerado como uno de lo países 'enfermos' por su creciente tasa de paro y el desequilibrio de sus finanzas públicas.
La situación del Gobierno de Finlandia es complicada. Juha Sipilä, presidente del Partido de Centro y vencedor de las elecciones del pasado 19 de abril, gobierna junto al partido de extrema derecha Verdaderos Finlandeses y también con ayuda de los liberales encabezados por el ministro de Finanzas Alex Stubb.
Por si esto fuera poco, otro de los enfrentamientos de este tripartito reside en el modelo territorial del país. El partido de centro de Sipila y los ultraderechistas pretenden dividir el país en 18 regiones y que cada gobierno regional decide los servicios sanitarios que puede ofrecer.
Sin embargo, el partido liberal de Stubb defiende la división del país en cinco regiones para asegurar una mayor igualdad de recursos entre las regiones más pobres y más ricas. Además, Stubb sostiene que un menor número de regiones asegura un menor coste público.
Este viernes los liberales de Stubb tendrán que lidiar con los ultraderechistas Verdaderos Finlandeses y el partido de centro de Spila, sin acuerdo se podría bloquear la reforma sanitaria, que en Finlandia consideran como la reforma más importante de la década.
El día del pacto
Cuando estos tres partidos llegaron a un acuerdo para gobernar después de tres semanas de negociaciones, los dirigentes de las tres mayores fuerzas políticas de Finlandia acordaron rebajar en 4.000 millones de euros (equivalentes al 2 % del PIB) el gasto público durante los próximos cuatro años.
Los recortes serían la principal herramienta para consolidar las cuentas públicas y afectarán a la educación, los subsidios de desempleo, las ayudas a las familias y la cooperación internacional, entre otros ámbitos.
Al mismo tiempo, el Ejecutivo acordó reformar el sistema fiscal para aumentar la recaudación mediante un incremento de los impuestos a productos como los vehículos, el combustible, el tabaco y las propiedades inmobiliarias.
Además, la coalición tripartita calculó que el país ahorraría 3.000 millones de euros mediante una amplia reforma del sistema público de salud y servicios sociales, y otros 1.000 millones con la reducción de otros servicios municipales.
Y es que Finlandia lleva tres años seguidos en recesión y su deuda pública prácticamente se ha duplicado desde el inicio de la crisis financiera mundial en 2008, hasta situarse en el 59,3 % del PIB, mientras que su producto interior bruto se ha reducido casi un 6 % en este tiempo, hasta los 204.000 millones de euros.