El Gobierno de Finlandia ha anunciado que está elaborando una reforma laboral que plantea fuertes recortes en los derechos de los funcionarios, en un intento por incrementar la competitividad del país y reducir el gasto público. La nación nórdica, que ha salido recientemente de la recesión, busca cuadrar unas cuentas públicas que llevan seis años en números rojos. Entre las medidas más llamativas se encuentra la eliminación de ocho días de vacaciones a los empleados públicos del país.
"Las vacaciones, especialmente en el sector público, serán recortados de 38 a 30 días laborales", explicó el Gobierno finés en una nota publicada este martes. Las medidas afectarán sobre todo al sector público pero también a la legislación del sector privado. El objetivo es reducir los costes laborales del país para que las empresas finesas vuelvan a ser competitivas.
En Finlandia existen ciertos convenios colectivos que otorgan al trabajador un bonus de vacaciones llamado 'long-holiday' que permite al empleado aumentar sus vacaciones remuneradas en un 50%. Los finlandeses tienen oficialmente 25 días de vacaciones al año, pero con las 'long-holidays' pueden llegar a ser 38 días anuales, algo que va a terminar con la reforma laboral.
Dos días festivos dejarán dejarán de serlo para pasar a ser laborables, mientras que trabajar un domingo tendrá una compensación equivalente al 75% del salario en lugar del 100%. Por otro lado, las horas extra se pagarán a la mitad de lo que se estaban pagando hasta ahora.
Además, para los empleados públicos el primer día de baja laboral por enfermedad no estará remunerado, mientras que el resto de los días de baja sólo cubrirán el 80% del salario ordinario, ahorrando de este modos unos 307 millones de euros, según han asegurado las autoridades del país.
Una reforma polémica
Los economistas del país ven con buenos ojos esta reforma. Jan von Gerich, estratega jefe de Nordea Bank, explica que "es un paso positivo. Realmente es el único paso real que se puede dar y que puede suponer un progreso para la economía".
Todas estas medidas serán puestas en marcha entre 2016 y 2017 dentro de un clima tenso. Y es que las negociaciones entre empresarios y sindicatos se rompieron a finales de agosto, cuando los representantes de los trabajadores se negaron en rotundo a aceptar un incremento de las horas de trabajo.
El Gobierno de Finlandia acompañara esta reforma laboral con una bajada de impuestos que será equivalente a 1.000 millones de euros. Con la reforma laboral se pretenden que las empresas puedan respirar y recuperar la competitividad perdida en los últimos años, mientras que con la rebaja fiscal se pretende incrementar la renta disponible de los ciudadanos para estimular la demanda interna.
Finlandia es uno de los países de Europa con mayor gasto público. En 2014 éste fue equivalente al 58,70% sobre el PIB, mientras que presentó un déficit del 3,2%, el mayor desajuste de las cuentas finesas en casi 20 años. Estos últimos déficits han multiplicado por dos la deuda pública del país en tan sólo cinco años, aunque aún se encuentra ligeramente por debajo del 60%. Esta reforma tiene como objetivo cuadrar las cuentas del país y estimular una economía que está sufriendo una fuerte desaceleración en los últimos trimestres.
Finlandia quiere atajar el problema ahorrando en la mayor partida de gasto del país, que es el sector público. Finlandia gasta el equivalente al 14,5% de su PIB en remunerar a los empleados públicos, según datos de Eurostat. Esta cifra supuso en 2014 el 24,4% del total del gasto del Gobierno de Finlandia.