En la más pura tradición de una economía intervenida, China da forma esta semana a su nuevo plan quinquenal: el documento maestro en el que se recogen las líneas estratégicas que debe seguir la economía de la dictadura postcomunista durante los siguientes cinco años.
Poco se sabe aún del plan, cuyos objetivos probables serán la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos chinos -especialmente el incremento de la renta de la clase media-, así como nuevas reformas hacia la libertad de mercado (de la política ni hablar) y avanzar en la protección del medioambiente.
Mientras el mundo espera a los resultados de una reunión que comenzó el lunes y no terminará hasta el jueves, la agencia oficial de noticias Xinhua ha lanzado un video dirigido específicamente al exterior.
Entre personajes de factura psicotrópica y un sonriente Xi Jinping, el corto de animación crea expectación acerca de "lo que va a hacer China".
Utilizando rimas simples, propias de un programa infantil, que sin embargo no dan detalle alguno sobre cuáles serán las prioridades finales, el Ejecutivo chino parece intentar suavizar la imagen de dirigismo al recalcar que el plan es más el resultado de la intervención de numerosos expertos que del capricho de un gabinete político, y hacer así un guiño optimista a los mercados.