
El presidente chino, Xi Jinping, puso pie ayer en Seattle como punto de partida para su gira por Estados Unidos, donde tiene previsto reunirse con su homólogo estadounidense, Barack Obama, el próximo viernes. Lo hace justo cuando el Banco de Desarrollo Asiático (BAD) rebajó su previsión de crecimiento para el gigante asiático hasta el 6,8% este año, en línea con las cifras contempladas por otros organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional.
No obstante, el líder asiático reiteró su compromiso con las reformas. El alza del PIB que prevé el BAD dista del 7% que reivindica el Pekín, y demuestra los problemas a los que se enfrenta la segunda mayor economía del mundo. La institución basa su revisión del PIB en la debilidad de la demanda externa, uno de los principales motores de China. Pese a la moderación del crecimiento, se espera que la región asiática continúe siendo el principal contribuyente al crecimiento global mundial, según señala el economista jefe del BAD, Shang-Jin Wei, en el nuevo informe. Reconoce, no obstante, que hay "varios obstáculos en juego (para Asia), como las presiones monetarias y las preocupaciones sobre fugas de capital".
Frenar las pérdidas
Xi aprovechó su visita para conceder su primera entrevista a un medio extranjero desde la debacle que sufrió la renta variable de su país y que obligó al Banco Popular de China a devaluar el yuan, entre otras medidas para frenar la sangría de pérdidas sufrida por muchos inversores. En una entrevista a The Wall Street Journal, el presidente chino incidió en que la intervención llevada a cabo por su Gobierno para intentar poner freno a las caídas bursátiles fue "necesaria para disipar los riesgos sistémicos".
El mandatario comparó estas medidas con las tomadas por otros Gobiernos en "algunos mercados extranjeros maduros" para hacer frente a vaivenes similares surgidos durante los últimos años. Recordemos que tanto la Reserva Federal como el Banco de Japón o el Banco Central Europeo han tratado de reavivar sus respectivas economías a través de una política monetaria ultraacomodaticia y medidas de estímulo como la compra de bonos soberanos.
El presidente chino, quien contestó por escrito a las preguntas planteadas por el rotativo, instó a los inversores a tener paciencia y mirar a largo plazo antes de adelantar acontecimientos sobre el futuro de la economía china. "Cualquier barco, por muy grande que sea, en ocasiones puede navegar de forma inestable en alta mar", aclaró. Aún así, con la actividad manufacturera e industrial de la segunda mayor economía del mundo mostrando importantes signos de flaqueza, los cambios estructurales hacia una economía más orientada al consumo interno y el sector servicios brillan por su ausencia, para algunos expertos mundiales.
Sin embargo, Xi reiteró su compromiso con el espíritu reformista de su Gobierno, comparando estos ajustes con una "flecha que no puede dar marcha atrás". "Vamos a seguir adelante para cumplir con nuestros objetivos de reforma", aclaró.
Cena con empresarios
El presidente de China llegó ayer a Seattle donde acudió a una cena con varios líderes empresariales y hoy participará en una mesa redonda con empresarios, esponsorizada por el exsecretario del Tesoro, Henry Paulson. Además, visitará una planta del fabricante de aviones Boeing y tiene previsto acudir al Foro de la Industria de Internet China-EEUU, organizado por Microsoft.
El jueves, Xi pondrá rumbo a Washington, donde mantendrá una cena de trabajo con Barack Obama, el secretario de Estado, John Kerry, y la consejera de seguridad nacional del presidente estadounidense, Susan Rice. Un día después, Obama y Xi ofrecerán una rueda de prensa conjunta.