Economía

¿Qué pasaría si la economía de China recortara su crecimiento a la mitad?

Las dudas relacionadas con el posible aterrizaje forzoso al que parece enfrentarse China siguen calando entre la confianza de inversores y consumidores. Mientras que el Fondo Monetario observa un crecimiento del 6,8% para este año, una cifra que también calcula la agencia Moody´s, otras proyecciones hablan de una expansión que podría desplomarse por debajo del 6%.

Cábalas que llegan aderezadas por los vaivenes bursátiles que sufre la renta variable del país, la reciente devaluación de la divisa y los síntomas de un evidente debilitamiento en las exportaciones. "El riesgo de una crisis financiera en toda regla en China sigue siendo bajo, especialmente teniendo en cuenta los cortafuegos disponibles por el gobierno para evitar este escenario", estima Didier Rabattu, estratega jefe de Lombard Odier.

En cierta forma es cierto que la desaceleración del crecimiento en la segunda mayor economía del mundo no es nada nuevo y ha hecho acto de presencia a través de la presión a la baja en los precios de las materias primas. La economía china comenzó a debilitarse en el segundo trimestre de 2014 y su expansión sigue siendo frágil, como muestran los datos del PMI de julio. Según Rabattu, varios factores deberían impulsar el crecimiento en el segundo semestre de este año. Tanto Pekín como el Banco Popular de China han estado implementando diversas medidas de estímulo desde septiembre de 2014.

Los retahíla de remedios incluye un recorte de tipos de 125 puntos básico, una inyección masiva de liquidez, una reducción de 150 puntos básicos en el coeficiente de reservas obligatorias de los bancos y, más recientemente, la devaluación del yuan. Es este hecho el que terminó de crispar a los inversores. "Creemos que esta devaluación continuará y podría llegar hasta el 5 o el 10%", aclara el experto de Lombard Odier.

Repercusiones en la Eurozona

A este lado del Atlántico, los expertos también consideran que una depreciación de estas características se llevará a cabo a lo largo de los próximos doce meses. Un hecho que tendrá repercusiones en los mercados y economías de medio mundo, la zona del euro incluida.

"En principio, un yuan más débil exporta la debilidad en el crecimiento e inflación de China más rápido al resto del mundo", aclara Jan Loeys, economista de JP Morgan Chase. "Es especialmente una mala noticia para las materias primas y las economías vinculadas a China, dado que la depreciación, naturalmente, reduce las importaciones de materias primas y otros productos", añade.

Es por ello que el crudo y Alemania se perfilan como los puntos débiles que podrían contagiar a la Eurozona en el caso de que la situación se recrudezca. Dicho esto, desde Bank of America Merrill Lynch, su economista para Europa, Gilles Moec, estima que "la zona del euro no está mucho más expuesta que Estados Unidos a los shocks procedentes de China".

Problemas para Alemania

"En particular, en Alemania, observamos que el crecimiento de la economía china es más importante que los movimientos en las divisas", explica Moec mientras recuerda que el mercado chino "importa" pero no es el principal cliente de las exportaciones germanas, "ni si quiera en el sector automovilístico".

Dicho esto, el efecto de China y los riesgos asociados con sus socios comerciales entre los emergentes afectarían a la eurozona a través de los precios de las commodities. Algo que podría verse reflejado en las nuevas proyecciones que publique el Banco Central Europeo el próximo septiembre. "Mientras que las previsiones de crecimiento no sufrirán grandes cambios, la caída del crudo obligará a reducir las previsiones de inflación en 0,3 puntos porcentuales hasta el 0% este año y en 0,2 puntos porcentuales en 2016", considera el economista de BofAML.

Al mismo tiempo, la zona del euro casi duplica sus relaciones comerciales con Asia y China cuando se compara con EEUU pero, con excepción de Alemania, la exposición europea no es mayor a la estadounidense cuando se mide como porcentaje de su PIB.

De hecho, incluso si incluyésemos a Alemania, parte del comercio está orientado a regiones menos sensibles a una menor demanda china y una caída en los precios de exportación de materias primas. En un contexto con un dólar más fuerte y un shock chino en el mercado del crudo, EEUU se vería más perjudicado que Europa.

¿Y si China creciera a un 3,5%?

En un ejercicio de simulación BofAML considera que un escenario en que China recortase a la mitad su crecimiento actual, es decir, se expandiera a un 3,5%, y sus importaciones cayeran un 17,5% desde los niveles actuales, la economía de la zona euro podría recortar hasta un 0,4% de su PIB, por debajo del 0,7% del PIB norteamericano.

Este ensayo incluye los daños colaterales procedentes de otros países emergentes dependientes de China y las exportaciones de materias primas. Cábalas a un lado, ante la situación actual, donde las importaciones chinas cayeron en julio un 8,3% el pasado mes tras sufrir una caída en junio del 6,1%, la economía alemana podría ser la que más sienta el impacto de la desaceleración del gigante asiático, ya que sus exportaciones suponen un 2,5% de su PIB frente al 0,6% del PIB del resto de la eurozona.

Este contexto hace pensar que, dadas las circunstancias, podríamos ver una convergencia en las tasas de crecimiento entre los distintos países de la zona del euro, ya que tanto Francia como los países periféricos cuentan con un mayor apoyo, dado que cuentan con un ajuste fiscal más moderado, un euro más bajo y una recuperación del crédito.

China absorbe alrededor del 9% de las exportaciones de maquinaria germana y especificamente el 8,8% de las exportaciones alemanas relacionadas con el transporte. Además existen precedentes en los que la demanda china ha estado de capa caída. Por ejemplo, entre la segunda mitad de 2012 y primera mitad de 2013, los equipos de transporte exportados al país por Alemania cayeron un 24% interanual, un hecho que no supuso un colapso para las exportaciones germanas, que sí se resintieron.

Quizás el hecho más importante a tener en cuenta está en los cerca de 3,5 millones de vehículos que las automovilísticas alemanas fabrican en China. "Esto tendría un doble efecto", aclara Moec.

Por un lado, un debilitamiento de la demanda de los consumidores chinos debilitaría los ingresos procedentes del extranjero para compañías como BMW o Volkswagen. Sin embargo, la producción alemana no se vería demasiado afectada, ya que los bienes germanos no producidos dentro de sus fronteras no se contabilizan como exportaciones del país.

Al mismo tiempo, las compañías alemanas y europeas que produzcan en China son menos sensibles a la depreciación de yuan, ya que éste hecho no afecta su competitividad dentro del país asiático.

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