
El resultado del referéndum griego marcará el futuro de Alexis Tsipras, del pueblo griego y de la zona euro. La consulta abre un nuevo escenario sobre el que, previsiblemente y pase lo que pase, los actores de este culebrón tendrán que retomar hoy de nuevo sus negociaciones. Y lo harán sin la presencia de Yanis Varoufakis que hoy ha anunciado su dimisión.
Con toda seguridad, los nuevos contactos van a llevarse a cabo a contrarreloj, o eso ha dejado entrever Tsipras, que aseguró cuatro días antes de la consulta que el acuerdo con los acreedores se buscaría de inmediato, independientemente del resultado de la consulta.
Ahora que ha salido victorioso el 'no', opción contraria a los deseos de las instituciones europeas, la elevada incertidumbre complica las apuestas. Así pues, la encrucijada económica está asegurada para el pueblo griego a partir de hoy. Con el corralito instaurado, llegará la primera reunión tras la consulta entre el Gobierno griego y sus acreedores.
Antes, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, mantendrán una teleconferencia con los presidentes del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Este encuentro a distancia será una previa de la reunión extraordinaria que mañana celebrarán los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona. También mañana habrá una cumbre sobre el euro que ha convocado el presidente del Consejo europeo.
Además, en España el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha convocado para hoy por la mañana una reunión de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, mientras que Angela Merkel y François Hollande se verán hoy en París.
Malas relaciones
Tras tres meses de diálogo estéril, las exigencias sometidas a consulta ni siquiera están bien definidas y varían según quién las exponga. En el caso de las pensiones, uno de los caballos de batalla en el acuerdo, la Comisión Europea defiende que no se incluyen recortes explícitos en el programa. Sin embargo, entre las condiciones de la oferta se exige un aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años y eliminar los complementos a las pensiones más bajas.
La supervivencia de Grecia depende de la llegada de un tercer rescate, cuyas condiciones serían previsiblemente más flexibles. Sobre la mesa sigue pendiente de resolver el escollo de la deuda, el punto que dinamitó definitivamente el acuerdo la pasada semana, según explicó Yanis Varufakis. Los acreedores se oponen a una quita de la deuda, como piden los griegos y ayer volvió a reclamar el FMI como condición necesaria para la supervivencia de la economía del país.
Otro de los grandes retos es la falta de liquidez de la banca griega, que a partir del lunes se queda sin colchón y dependerá de la financiación extraordinaria del Banco Central Europeo (BCE). Es decir, de si el organismo decide mantener la línea de liquidez extraordinaria actual (ELA) en 89.000 millones de euros, la cancela o la amplía. El BCE, en definitiva, debe determinar si mantiene la respiración asistida a la banca griega en la reunión que mantendrán hoy.
Si se corta la financiación, el corralito y las deudas del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BCE llevarían al colapso automático del sistema financiero griego, que no podría hacer frente a los vencimientos del mes de julio, el primero el día 20 de julio, cuando debe desembolsar 3.620 millones.
La legitimidad de Tsipras
El 'no' del pueblo griego a las condiciones de los acreedores ha supuesto un espaldarazo a la legitimidad del Gobierno de Alexis Tsipras, pese a que las encuestas en los días previos no daban una victoria clara a ninguna de las dos opciones. Ahora, a la división del país se une la de Syriza, el partido en el Gobierno, y de sus socios, Anel. Cuatro diputados de esa formación declararon públicamente que votarían sí a las reformas, en contra de las directrices de la coalición de Gobierno.
Tras el resultado del referéndum, la eurozona contiene la respiración al enfrentarse, de una forma cada vez más seria, a la posibilidad de la salida de uno de los socios del club, lo que cuestionaría la solidez de la moneda única como proyecto político. Y la incertidumbre sobre el futuro llega además en un momento crítico para la estabilidad del conjunto del continente.
Los países del euro avanzan hoy tras años de penurias económicas, y un factor como la expulsión de Grecia del euro pondría patas arriba una recuperación aún débil y unos mercados que aguardan entre expectantes y temerosos del resultado de la consulta.