Economía

Tsipras se lo juega todo a la carta del referéndum y se cita con Bruselas el lunes

  • Atenas se refugia en el referéndum para mejorar un rescate inevitable
  • El Eurogrupo también emplaza a Grecia hasta después de la consulta
El líder de Syriza intenta hacer ver que su resistencia ha sido útil a Grecia.

El próximo lunes 6 de julio se presenta como la enésima fecha decisiva para resolver la crisis permanente de Grecia. Ese día, con el referéndum fresco (y el veredicto de la población griega), Tsipras deberá sentarse a negociar las condiciones del nuevo rescate que ha pedido, tras una semana de tira y afloja marcada por un corralito, un default y ninguna solución concreta. EN DIRECTO: la crisis griega, minuto a minuto.

Lo dijo el martes la canciller alemana Angela Merkel y lo ha repetido hoy: "No hay nada que negociar hasta después del referéndum". El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha recogido el guante y doblado la apuesta por el 'No' en aras de obtener un mejor acuerdo y ha mostrado su disponibilidad para un acuerdo "inmediato" el lunes.

De hecho, Tsipras no ha escondido su intención con el mantenimiento del referéndum al defender que un 'No' claro en la votación "significa aumentar la presión para conseguir un acuerdo viable" porque "un veredicto popular es mucho más fuerte que la voluntad de un Gobierno".

La respuesta del Eurogrupo ha sido calcada a la de Merkel: hasta después del resultado del referéndum no continuarán las negociaciones. el ministro de Finanzas eslovaco, Peter Kazimir, ha sido muy claro: "No pongamos el carro antes de los caballos". 

Esta mañana, las esperanzas se disparaban ante la voluntad de Grecia, manifestada en forma de carta a la troika, el Eurogrupo y el MEDE (fondo de rescate), de aceptar un acuerdo sobre la base de la última oferta realizada por la Comisión Europea este fin de semana. Una propuesta que en pocas horas había pasado de inaceptable para Tsipras a negociable con algunas modificaciones. Pero en los detalles volvían a surgir los problemas, y la desconfianza que han generado cinco meses de tensión entre Grecia y los acreedores tardó poco en resurgir.

Desconfianza mutua

Desde Alemania se hablaba en público de poca claridad y falta de compromiso, mientras que en privado numerosas fuentes europeas veían la última oferta de Tsipras como más de lo mismo, falta de compromisos y con preocupantes desvíos fiscales.

A pesar de todo, el mercado bursátil, las primas de riesgo y el euro se mantenían con relativa tranquilidad. Los economistas hace tiempo que descuentan que habrá algún tipo de acuerdo, que Grecia permanecerá en el euro y que el conjunto de la Eurozona logrará salir más o menos indemne del nuevo episodio de turbulencias alrededor de Grecia. El lunes será el día D y se clarificará mucho el panorama, aunque es difícil de prever qué supondrá eso tanto para Atenas como para el Gobierno de Alexis Tsipras.

El primer ministro griego se lo ha jugado todo en el referéndum. Pide el 'No' explícitamente para obtener un mejor acuerdo de rescate e insiste en querer seguir en el euro. Su última maniobra parece destinada a obtener el respaldo de los griegos para sentarse a la mesa el lunes con más fuerza ante sus socios, aunque su mano no parece la más fuerte para jugar.

Nubes en el horizonte

Primero, porque, aunque él diga públicamente que desde que convocó el referéndum ha recibido mejores ofertas de rescate, no hay evidencia de que eso sea así. Bruselas apenas se ha movido, y en la petición de un nuevo rescate (el tercero desde 2010) no aparece su gran promesa: la reestructuración de la deuda. Desde Europa, por su parte, se ha avisado de que un nuevo programa podría ser incluso más duro que el que Tsipras ha rechazado.

En segundo lugar, no se puede garantizar que el 'No' vaya a ganar. Aunque no hay sondeos oficiales y en un ambiente como el actual todo puede cambiar muy rápidamente, diversos medios apuntan a que el 'Sí' tiene más fuerza de la prevista. La casa de apuestas irlandesa Paddy Power, por ejemplo, ha empezado a pagar por adelantado a los que apostaron por el 'Si', ya que estima en un 80% las posibilidades de que los griegos den la espalda a Tsipras. Y bajo este escenario, el que quizá no llegaría al lunes sería el primer ministro griego, desautorizado por su pueblo.

Por último, el tiempo apremia. Aunque el default al FMI haya pasado más o menos sin problemas, otra cosa es el vencimiento que tiene el 20 de julio: 3.490 millones de euros a varias instituciones europeas, principalmente al BCE. Porque no cumplir con el banco central podría provocar un cierre de la línea de emergencia (el famoso ELA) que mantiene con vida a los bancos griegos, eso sí no lo corta antes el propio BCE ante la precaria situación de insolvencia tanto del Estado como del sistema financiero griego. Además, podría desembocar en un default con todas las letras, quizá la única amenaza real para el resto de la Eurozona.

En resumen, el primer ministro griego, con el agua al cuello, busca el apoyo en el referéndum para intentar conseguir mejores condiciones para el rescate. Un movimiento arriesgado por lo incierto del resultado para Grecia y que puede acabar con el futuro político del propio Alexis Tsipras si un improbable acuerdo antes no lo impide.

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