Economía

Rajoy olvida el ajuste presupuestario y lanza más guiños electorales

  • Reitera que se devolverá parte de la extra si los ingresos lo permiten
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer, durante una entrevista. EFE

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, continúa lanzando guiños al electorado con la vista fijada en las elecciones y no en las cuentas públicas, que a finales de 2015 deben arrojar un déficit máximo del 4,2% del PIB. El jefe del Ejecutivo sugirió ayer en una entrevista radiofónica que los funcionarios podrían recuperar una parte de la paga extraordinaria que dejaron de cobrar en 2012.

"A mí me gustaría que pudieran recuperar al menos una parte en lo que queda de este año, pero depende de la recaudación: si evoluciona bien, me gustaría", aseguró. Sin embargo, y pese a sus buenas intenciones, las cuentas no cuadran. La mejora esperada en ingresos tributarios para 2015, de 20.000 millones, según estima el propio Gobierno, no compensa ni de lejos la suma del necesario ajuste pactado con Bruselas; más la revalorización del 1% de las pensiones; la devolución de parte de la extra a los funcionarios; la aprobación de un complemento retributivo a nuevas mujeres pensionistas con dos hijos o más; y otros planes aprobados a lo largo de este año, como el PIVE o la propia reforma fiscal.

Y es que la meta de déficit para este año, del 4,2%, equivale a un recorte de casi 15.000 millones. Es decir, sin aprobar un solo recorte más, el Ejecutivo se comería con la reducción del desfase presupuestario tres cuartas partes de la mejora de la recaudación tributaria. Y más: el coste de revalorizar un 1% las pensiones ascendería a 1.088 millones (este año han subido un 0,25% y eso ha costado a las arcas de la Seguridad Social algo más de 272 millones). Y el coste de devolver tres cuartas partes de la paga extra a funcionarios este mismo año superaría los 4.000 millones.

Esa suma sitúa el coste de estas medidas de tinte electoralista por encima de los 20.000 millones. Y eso sin contar los efectos de la reforma fiscal, que entró en vigor este año, o de planes como el la última edición del PIVE (225 millones).

Aún hay más. Pese a que la recaudación tributaria hasta mayo repuntó hasta bordear los 70.000 millones, el ritmo es insuficiente como para terminar ingresando 194.000 millones al término de 2015 (los famosos 20.000 millones de más). Para lograr esa cifra, el Estado debería haber ingresado hasta mayo 10.000 millones de euros más, y confiar en que el PIB no atenuará su crecimiento tras el verano, tal y como apuntan el Banco de España y otros analistas.

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