Economía

Las incertidumbres de Reino Unido en la UE dominan el mandato de Cameron

  • Son más las voces que apelan a adelantar el referéndum

La incertidumbre sobre el futuro de Reino Unido en la Unión Europea domina el debate a una semana de la presentación del primer armazón legislativo del nuevo Gobierno. La inesperada mayoría absoluta obtenida por David Cameron ha abierto vía libre al referéndum prometido en 2013 para intentar aplacar el auge de la eurofobia en las filas conservadoras.

Su concesión dará paso a una negociación impredecible y, aunque el primer ministro mantiene que podrá abogar por la continuidad en Europa cuando toque votar en 2017, la inquietud se ha instalado como la tónica dominante de este inicio de Legislatura.

Sus efectos comienzan a dejarse notar en el colectivo empresarial, tanto en las esferas institucionales y el común denominador es que el plebiscito debería adelantarse para zanjar una incerteza que amenaza con laminar la frágil recuperación. Colectivos de negocios como las Cámaras de Comercio, o la patronal, han anticipado un peligroso freno a la inversión ante las dudas sobre el estatus británico en el continente y el propio gobernador del Banco de Inglaterra se ha unido a las voces que demandan que la votación se celebre lo antes posible.

El problema es que Cameron no depende de sí mismo. Sus aspiraciones de repatriación de poderes necesitan aunar las voluntades de un ecléctico bloque de 28 países con agendas en ocasiones contrapuestas y entre los que ha comenzado a surgir una corriente que cuestiona la necesidad de la anglofilia comunitaria. Aunque Bruselas reconoce la necesidad de reforma y los pesos pesados de la UE dicen estar resueltos a evitar la brexit, la virtual necesidad de tocar los tratados podría impedir la unanimidad que Londres necesita para hacer campaña por la permanencia.

En consecuencia, el desafío del primer ministro es doble. En casa tendrá que capear las demandas de las facciones más anti-UE que conviven en las bancadas que sustentan su exigua hegemonía parlamentaria. Suya será la decisión de autorizar el voto de conciencia y, sobre todo, de extenderlo a los miembros de su Gabinete, algunos de los cuales, como el ministro de Exteriores, han reconocido barajar un escenario de salida. Paralelamente, está obligado a convencer también a una ciudadanía que se cuestiona cada vez más el sentido de la permanencia en la Unión Europea.

El escenario fuera de casa

Cameron tendrá que superar las reticencias de unos socios que ponderan hasta dónde están dispuestos a claudicar para retener a Reino Unido. Convencerlos le obliga a caminar la línea que separa la presión negociadora del chantaje, todo en un contexto marcado por una complicada relación que llegó a ver al premier boicotear la necesaria unanimidad para ampliar la integración en Europa.

Además, junto a las apelaciones para adelantar la votación al próximo año, Cameron tendrá que gestionar los movimientos iniciados en el sector privado. El Deutsche Bank se convirtió en el primer banco que ha reconocido públicamente la constitución de un grupo de trabajo para estudiar un posible éxodo del país en caso de brexit y los analistas consideran que es sólo cuestión de tiempo que los demás imiten estrategia.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky