
¿Corre el gigante asiático y segunda mayor economía del mundo el riesgo de una deflación?. La respuesta según Peter Hooper, economista de Deutsche Bank es sencillamente "sí". El brusco frenazo que sufre su actividad económica que ha ralentizado su ritmo de crecimiento, el declive implacable en el índice de precios al productor, la caída de la inflación, la corrección en el mercado inmobiliario o el debilitado crecimiento del crédito son sólo parte de la larga lista de problemas que enfrenta el gobierno de Pekín.
Según indicaba Hooper en un informe distribuido entre sus clientes titulado El mito de la buena deflación, los factores antes mencionados junto con el estrés que se cierne sobre el sistema bancario cumplen en buena parte con la sintomatología "asociada con la deflación". A ojos de los expertos del banco alemán, el único recurso viable para corregir esta situación en estos momentos es el Banco Popular de China. "Todavía tiene algo de espacio para reducir tipos e impulsar la demanda y reactivar las expectativas de inflación", indica el documento afirmando que "las autoridades tomarán una posición mucho más acomodaticias a medida que el crecimiento sigue debilitándose".
Dicho esto, Hooper y su equipo estiman que es necesaria una mayor vigilancia "para evitar que el riesgo de deflación se propague a través de la economía china". Las implicaciones de un episodio deflacionista en China podrían ser nefastas y mucho más negativas de lo que han sido para Japón.
Debido al papel prominente que desempeña el gigante asiático en la demanda mundial de productos básicos, tal escenario podría exportar el fantasma deflacionario al resto del mundo. Además, la débil demanda y la tensión en los mercados financieros del país "podrían causar una fuerte corrección de precios de los activos en todo el mundo", advierten los expertos de Deutsche Bank.
Desde un punto de vista interno, a diferencia de sus homólogos japoneses, los consumidores chinos no tienen fuertes colchones sociales por lo que una desaceleración económica bajo un escenario deflacionistas y un creciente endeudamiento podría hacer generar problemas más profundos en su actividad que el episodio deflacionista sufrido por Japón.