El principal riesgo para la economía española proviene del entorno europeo. Los expertos consultados por elEconomista se muestran tajantes en este sentido. Sin embargo, ésta no es la única amenaza a la que se enfrenta nuestro país, que también puede ver comprometido su crecimiento por otros motivos. Niño Becerra: "No es una tercera recesión, es la misma crisis que empezó en 2010".
En el interior, preocupan el desafío soberanista catalán, las próximas elecciones autonómicas y nacionales, el fuerte incremento de la deuda pública o la desaceleración de las exportaciones. Y en el exterior, la inacción política de Francia o Italia o el hecho de que el Banco Central Europeo (BCE) pueda encontrarse atado de pies y manos para actuar con la firmeza suficiente.
El frenazo al que se encamina la economía europea quedó reflejado en las previsiones de otoño de la Comisión. Tanto el FMI como el propio BCE han alertado de ello. Rafael Pampillón, economista del IE y catedrático del CEU, recuerda que más de la mitad de lo que España vende al exterior va a parar a los socios comunitarios.
Con su debilidad y el pinchazo de otros mercados en Lationamérica, las exportaciones de mercancías cayeron, por ejemplo, un 5,1% en agosto. Fue su mayor descenso en el último lustro.
Así, Pampillón considera que "hay recorrido para que Europa se aproxime algo más a la flexibilidad de Estados Unidos, que obedece a sus políticas monetarias expansivas, que aplica desde hace mucho tiempo, pero también a su política fiscal".
El FMI apuesta ya, abiertamente, por aumentar el gasto productivo y por bajar impuestos, pero no solo. Es imprescindible que países como Francia o Italia aceleren las reformas del sector público o del mercado de trabajo, como recuerda Miguel Ángel Bernal.
Al profesor y miembro del Departamento de Investigación del IEB también le preocupan las tensiones geopolíticas, especialmente en Rusia, o la situación de los bancos de la eurozona, porque las familias y empresas siguen estando ahogadas y la financiación apenas les llega.
Riesgos internos
Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), se pregunta hasta qué punto es sostenible la recuperación del sector privado que contempla el Gobierno. "No se ha producido una mejora sustancial de las rentas, sobre todo las salariales, y las familias están teniendo que recurrir al ahorro para poder consumir", apunta. Habrá que ver, por ello, si puede cumplirse el incremento del 2% de la demanda de los hogares que estima Economía.
Otros elementos a tener encuenta son de naturaleza política. El primero, el tema catalán y el modo en que derive el desafío soberanista de Artur Mas a partir del próximo domingo, 9 de noviembre. Pero a los expertos consultados también les preocupan las elecciones del año que viene.
En concreto, temen que de ellas surja un Congreso demasiado fragmentado y que el Gobierno elegido no tenga capacidad de maniobra suficiente para afrontar nuevas reformas. "La estabilidad institucional es clave", incide Baliña.
En cualquier caso, todavía existen otros focos abiertos, como la inversión residencial, que tendría que estabilizarse, aunque no llegue a los niveles previos a la crisis.
El vaso medio lleno
Con todo, hay quienes, como el economista Juan Ramón Caridad, ven el vaso medio lleno. El director académico del Máster de Finanzas e Inversiones alternativas de BME, considera que la desaceleración en Europa tiene su parte positiva. Esto es, garantiza un entorno de tipos bajos más largo de lo previsible y permitirá a España hacer frente a un nivel de deuda "como no habíamos visto antes en nuestro país".
Con ello, el BCE podría dar más pasos al frente, en forma de medidas extraordinarias. A la vez, el hecho de que Alemania se desacelere también puede provocar un impulso a las políticas de estímulo, lo que nos beneficiaría.