Economía

Frenazo a las exportaciones, que entran en tasa negativa en marzo

El deterioro del sector exterior de la economía española continúa en caída libre empujado por la caída en picado de la competitividad de nuestras empresas y productos que, durante el primer trimestre de este año ha vuelto a registrar mínimos históricos y empieza a arrastrar con ella a las exportaciones, que entraban ya en tasas de crecimiento negativas durante el mes de marzo.

Confirmando las denuncias empresariales sobre los perjuicios que los diferenciales de inflación están teniendo sobre su negocio exterior, la Secretaría de Estado de Comercio dispone ya del avance de los datos del Índice de Tendencia de la Competitividad de las Exportaciones (ITC) que entre enero y marzo ha vuelto a batir otro récord negativo en los mercados de la OCDE, donde empeoró 2,8 puntos, un 3,3 por ciento en tasa interanual, como consecuencia de dos cosas: un incremento de nuestros precios al consumo superior en un 1,2 por ciento al de la media de los países más desarrollados, y la subida del 2,1 por ciento en el índice de tipo de cambio del euro frente a las divisas del resto de los Estados que forman parte del club de ricos.

Tras este nuevo deterioro, el indicador de la competitividad en precio de la economía española en el conjunto de los mercados de la OCDE acumula ya una pérdida del 25,8 por ciento desde el año 2002.

Peor, fuera de la zona euro

Mas grave aún es el empeoramiento registrado frente a los países de la OCDE que no pertenecen a la zona euro, donde la competitividad española retrocedió un 8,2 por ciento durante los tres primeros meses del año. Un revés que, en este caso, tiene como responsable principal al incremento del 7,3 por ciento en el tipo de cambio de la moneda europea, al que se sumó la subida del 0,8 por ciento en los diferenciales de inflación.

La fortaleza del euro se manifiesta en una apreciación del 14,4 por ciento interanual de media frente al dólar estadounidense en los tres primeros meses de 2008. De esta manera, el euro ha cotizado por encima de los 1,5 dolares desde finales de febrero, para superar la barrera de los 1,58 dólares a finales del mes de marzo.

En los países de la zona euro, a los que se dirigen el 57 por ciento de todas nuestras ventas en el exterior, el deterioro de nuestra competitividad en precios en el primer trimestre fue del 1,3 por ciento, consecuencia exclusivamente de las peores tasas de inflación de la economía española respecto a las de los países con los que compartimos moneda y en los que no rige el efecto del tipo de cambio.

La alarmante caída de la competitividad está siendo objeto de llamadas de atención por las empresas y sus asociaciones, los analistas privados y los servicios de Estudios de la entidades financieras, que coinciden en atribuir este lastre de nuestra economía a tres razones básicas: el diferencial de inflación, el bajo crecimiento de la productividad y la apreciación del euro, todo ello en un país cuyo déficit exterior superará este año el 11% del PIB.

El efecto Pascua

Un nuevo golpe a nuestras empresas y productos que empieza dejar huella en nuestra maltrecha balanza comercial, como reflejan los resultados de nuestros intercambios con el exterior en marzo, que marcaban un descenso nominal del 2,6 por ciento y real del 3,2 por ciento, al computar la subida del 0,6 por ciento de los precios.

Cierto es que, como explican los técnicos de la Secretaría de Estado de Comercio, "estos valores están condicionados por un efecto Pascua negativo", o lo que es lo mismo, que marzo tuvo este año dos días laborables menos como consecuencia de la Semana Santa, que cayó el año pasado en abril. Pero también es verdad que si computamos las ventas en el exterior acumuladas durante el primer trimestre, vemos como el crecimiento nominal del 5,1 por ciento que apuntan los datos de Comercio es inferior en casi dos puntos al 7 por ciento de incremento registrado entre enero-marzo del último ejercicio.

Más reveladora es aún la evolución de nuestra tasa de cobertura, es decir, el porcentaje de las importaciones que podemos pagar con nuestras exportaciones, y que al finalizar los tres primeros meses de este año se situaba en sólo el 63,9 por ciento, tras perder 0,8 puntos porcentuales con respecto al cierre de 2007 y nada menos que 3 puntos en relación al primer trimestre de ese mismo año.

Un fuerte empeoramiento que situaba también a este indicador en mínimos desconocidos en nuestra historia económica reciente.

Menos importaciones

Y, dentro de lo malo, todavía podemos dar gracias de que este descalabro de la competitividad y la desaceleración de las exportaciones, están siendo compensados, en parte, por el menor dinamismo en las importaciones, cuyas tasas de crecimiento están infladas por la subida de los precios del petróleo y el gas natural, que suponen ya el 20,3 por ciento de todas nuestras compras en los mercados exteriores.

Por el contrario, el resto de los sectores productivos muestran descensos interanuales en sus importaciones, concentradas especialmente en los sectores relacionados con la inversión productiva y el consumo, corroborando el empeoramiento de los cada vez más evidentes síntomas de "desaceleración acelerada" de nuestra economía.

Así, las compras de bienes de equipo y las de materias primas han caído, respectivamente, el 21,7 por ciento y el 2,1 por ciento (estas últimas a pesar del aumento de los precios); mientras que las importaciones de automóviles bajaban nada menos que el 21 por ciento en términos anuales, lo que implica que se acabó el dinero para los automóviles de lujo, y la de bienes de consumo lo hacían en el 3,2 por ciento.

El efecto del diferencial de precios en España con respecto al de nuestros competidores está repercutiendo especialmente en los mercados de la zona euro, con los que compartimos la moneda, y en los que durante el primer trimestre el crecimiento de nuestras exportaciones ha sido de sólo el 3,8 por ciento, 1,3 puntos porcentuales menos que la media de crecimiento para el conjunto del período.

Especialmente sensibles a este efecto precios han sido las ventas a Francia, el primer cliente comercial de España y destino del 19 por ciento de todas nuestras exportaciones, que han registrado un práctico estancamiento en el trimestre.

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