Economía

La otra crisis de Europa: hay demasiadas empresas zombis y hogares endeudados

La economía de la Eurozona ya ha salido de la recesión pero surgen dudas sobre la posibilidad de lograr un crecimiento aún más sólido. La razón: la gran carga que supone la deuda del sector privado. Miles de millones de euros acumulados en la década anterior que siguen siendo un problema.

Hace quince meses, en julio de 2012, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se comprometió a hacer "lo que sea necesario" para preservar el euro. Aunque el programa de compra de bonos que el organismo puso a disposición de los países nunca se ha activado, solo saber que se disponía del mismo cuando fuese necesario ayudó a una notable reducción del rendimiento de los bonos soberanos de países como España e Italia.

Esta semana, señala en un artículo The Economist, Draghi lanzó lo que podría convertirse en el segundo punto de inflexión importante en la historia del euro: la inspección de los balances de los 128 mayores bancos de la Eurozona que el BCE deberá supervisar desde finales de 2014. Este proceso ayudará a averiguar qué bancos son viables, cuáles necesitarán más capital y cuáles deberían liquidarse.

Hay mucho que preguntar a los bancos sobre todos los bonos soberanos que las entidades han adquirido en los últimos años. Pero lo cierto es que los principales activos dudosos que han sido barridos bajo la alfombra europea son privados: créditos dudosos, préstamos fallidos, concedidos a hogares y empresas.

La de Europa es básicamente una crisis de deuda, pero no solo. Los orígenes del desastre del euro no descansan tanto en el despilfarro de los Gobiernos como en el excesivo endeudamiento privado.

Por ejemplo, señala The Economist, es cierto que Grecia llegó a su situación actual porque su Ejecutivo gastó demasiado y no tuvo previsión de ingresar tanto. Pero en otros países la crisis explotó tras una borrachera en el sector privado: de deuda hipotecaria en Irlanda y España y de endeudamiento empresarial en Portugal y España. En los tres países, la deuda combinada de hogares y empresas quedaba muy por encima del 200% del PIB antes de la crisis, una cifra más elevada que en Estados Unidos (175%).

Pocos progresos

Y bajo esa alfombra, todavía hay ciertas cosas que preocupan. The Economist piensa que la zona euro ha hecho menos progresos que otros para reducir esta carga de deuda privada. Por ejemplo, los hogares, las empresas y los bancos de EEUU entraron en la crisis financiera mundial con niveles de deuda no tan distintos a los registrados en otras regiones, pero la primera economia mundial ha sabido manejar mucho mejor la situación. Una combinación de medidas, junto con la avalancha de impagos hipotecarios y las inyecciones masivas de liquidez de la Reserva Federal han dejado al sector privado listo para comenzar a expandirse de nuevo.

En cambio, la mayoría de los países de la Eurozona ha registrado un menor desapalancamiento del sector privado. La austeridad fiscal, y una legislación europea de quiebras menos amigable para los deudores que la estadounidense que, por lo tanto, tiende a ser menos favorable a la reestructuración de la deuda, no han ayudado mucho.

La austeridad impuesta por los distintos gobiernos de la Eurozona han agravado el daño económico causado por las deudas persistentes. En Estados Unidos muchas hipotecas son "sin recurso", es decir, un prestatario puede devolver las llaves y marcharse. En Europa, suelen permanecer siempre responsables de pagar la deuda hipotecaria. Además, los procedimientos de quiebra corporativa a menudo son lentos y costosos: en Italia requieren un promedio de siete años.

La carga que soporta Europa significa que las empresas tienen menos dinero para invertir, las familias tienen menos dinero para gastar y los bancos menos para prestar. El gran nivel de deuda existente debe reducirse y mientras dura este proceso de desapalancamiento los economistas no esperan que el crecimiento de la Eurozona sea muy superior al leve 0,3% que se registró en el segundo trimestre, según señalaba en un artículo reciente el Wall Street Journal.

El problema de la deuda corporativa es peor en Portugal, España e Italia, según un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas empresas no pueden invertir y crecer. Muchas son, en definitiva, empresas zombis. Por su parte, la carga de la deuda familiar es especialmente elevada en Irlanda y, sorprendentemente, en Holanda. En ambos casos supera el 100% del PIB.

Para que la recuperación de la Eurozona sea más sostenible, esta carga de la deuda privada debe ser aligerada. Ahora bien, habrá que buscar un punto de equilibrio entre la reducción de deuda del sector privado y la reducción, en paralelo, de la deuda de los gobiernos, a fin de que ambas a la vez, a las que se sumarían la de empresas y bancos, no suponga una combinación minuciosamente tóxica para el crecimiento.

Y, respecto a los bancos, piensa The Economist, es necesario que estos también reconozcan los préstamos morosos que tienen en balance. Ahí es donde el examen de los activos de calidad del BCE será crucial. El banco central debe asegurarse de que su evaluación es a la vez profunda y creíble y debe mantenerse firme en contra de cualquier presión política para restar importancia a la magnitud del problema de mal crédito.

La mayoría de los países ya han puesto algunas de estas reformas en su lugar. España e Irlanda tienen bancos malos. Varios países han simplificado sus normas sobre quiebras. Pero aún queda mucho por hacer, concluye el semanario.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky