
Uno de los mayores problemas de España, si no el mayor, es el crédito. Pero a diferencia de lo que comúnmente se cree y se dice, el problema no es la falta de él sino el contrario: el exceso de deuda privada, especialmente el de deuda empresarial. Y esto es lo que hace que los mercados pongan trabas para seguir prestando dinero, ya que hay dudas de que el país, en pleno estancamiento económico, pueda devolver todo lo que debe.
Según recoge la BBC citando a un informe de la consultora McKinsey, los datos de crecimiento de la deuda agregada de España (suma de las deudas gubernamental, empresarial, familiar y bancaria) dan vértigo.
En 1989 se situaba en el 133% del PIB: la deuda del Estado era el 39%, la corporativa del 49%, la de los hogares del 31% y la del sector financiero del 14%. Pero a mediados de 2011 la cifra alcanzaba el 363% del PIB, con un incremento especialmente acusado desde el año 2000, cuando se encontraba en el 192%.
Destaca que el incrementado desde la llegada del euro haya sido de 171 puntos porcentuales
De toda la deuda, la que ha sufrido un mayor incremento con diferencia es la corporativa, que ha alcanzado el 134% del PIB y que es la más alta de todas. Como mantiene Robert Preston, editor de negocios de la BBC, "las empresas españolas se han convertido en adictas a la deuda".
Pero el resto de deudas tampoco se ha reducido. La deuda del Estado actualmente está en el 71% del PIB, la familiar al 82% y la financiera al 76%.
Y el problema es que, si bien cada una de ellas no es excesivamente alta por separado, el hecho de que todas sean relativamente altas es lo que hace que los mercados internacionales sean reacios a seguir prestando dinero a España.
Italia, mejor que España
La prima de riesgo de España ha igualado hoy a la de Italia, con el mercado centrándose de nuevo en el país una vez que Silvio Berlusconi ha abandonado el Gobierno.
Comparativamente, la deuda total de Italia es menor al ser del 313% del PIB. A pesar de que la deuda del Estado es del 120% y la bancaria es similar a la española, tanto la deuda corporativa (el 81% del PIB) como la de los hogares (el 45%) son sensiblemente inferiores.
Y la capacidad de un gobierno para devolver su deuda depende tanto del total de la misma como de la salud del sector privado para que pague impuestos.
Así, con este panorama de alto endeudamiento, las empresas tienen menor margen para invertir lastrando el crecimiento de la economía y por tanto mermando los ingresos que puede percibir el Estado, lo que hace más difícil salir de la espiral actual.
Por lo tanto, parece complicado pensar que mejorar el acceso al crédito, como se ha prometido en la campaña electoral, sea la solución a un problema que es básicamente de exceso de endeudamiento.