Economía

¿Llegan las 'vacas flacas'? Unas 80.000 familias ya no pueden afrontar su deuda

Quita y no pon, se acaba el montón, dice el refrán. Y más, en un contexto de subidas en la cesta de la compra y en los tipos de interés, dicta el sentido común. Pues ni por esas arreglan su situación las aproximadamente 80.000 familias anuales que, a partir de ahora, ya no podrán hacer frente a sus impagos, ni tan siquiera acudiendo a las llamadas reunificadoras de deuda.

Pero, como asegura la sabiduría popular oriental, hay que empezar por el principio, aunque parezca una redundante obviedad. De esta manera, si se tiene en cuenta que, según datos del Instituto Nacional de Estadística, se constituyen más de 1.334.000 hipotecas al año; y que, de ellas, el 20% no obedecen en la realidad a la compraventa de una vivienda sino a su utilización como garantía para una consolidación de deuda -datos de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef)-, el resultado el alarmante.

Haciendo un sencillo cálculo, resulta que el total de ese porcentaje en números redondos asciende a cerca de 267.000 préstamos, cuyo 30% -el dato indicado desde Anic- supera la cifra de 80.000. Es decir, el número de familias que verá como se le cierran todas las opciones para negociar sus impagos con el conjunto de la banca y, como consecuencia, no podrá abonarlos.

La temida hipoteca

Para entender estas cifras, lo más práctico es ponerse en la situación de la persona que, con su hipoteca en proceso de pago, no consigue llegar a fin de mes -una circunstancia bastante común, por otra parte-. A partir de ahí, y después de haber abusado de la tarjeta de crédito, lo habitual es llamar a la puerta de la entidad con la que se tiene suscrito este préstamo, pero ésta a veces no responde a las expectativas que el cliente se ha creado.

También es ciertamente típico, a continuación, ponerse en contacto con las reunificadoras de deuda, sobre todo, tras épocas de elevado consumo. Por razones obvias, enero y septiembre se llevan la palma en este sentido.

Siendo necesario poseer una vivienda para acceder a la financiación que ofrecen estas entidades, aportan una solución, que resulta positiva sólo a largo plazo y, además, conlleva un cambio de hábitos de consumo por parte del solicitante. En caso contrario, volverán los problemas financieros y, hasta ahora, realizar sucesivas reunificaciones -en base al exagerado crecimiento del valor inmobiliario- era factible. Sin embargo, el panorama va a cambiar ostensiblemente.

Al dejar de elevarse el precio de la vivienda, que podría incluso llegar a estancarse, el comodín para reunificar impagos pierde su anterior eficacia.

Los peligros de las reunificadotas de deuda

Al respecto, y según estimaciones del presidente de la patronal de los brokers financieros, "más del 30% de los clientes de reunificadores de deuda recae en nuevos problemas de sobreendeudamiento e incluso impago por una falta de planificación del presupuesto familiar". Para más inri, los adeudos aparecen, de media, tan sólo entre un año y un año y medio después.

"Al contrario de lo que mucha gente cree, las personas que sufren este tipo de problemas suelen de ser de clase media-alta, que no cambian sus hábitos aunque el contexto si lo haga: precios, tipos de interés, etc.

Como las vacaciones son obligatorias, las tarjetas las regalan y los créditos rápidos se conceden hasta por teléfono, salvo que se tenga fuerza de voluntad, el consumo se dispara", explica el máximo responsable de la Asociación Nacional de Consultores, Asesores, Mediadores, Intermediarios y Corredores de Crédito (Anic). "No es que haya que dejar de consumir, sino hacerlo conscientemente", añade Pérez.

“La reunificación de deuda es un hecho extraordinario para solucionar un problema concreto: no puede convertirse en un hábito. Además, tampoco es gratis: comisión de cancelación, notario, intermediario financiero...

Aumento de la morosidad

Con la evolución actual de los precios de la vivienda, la tasación caerá y no habrá tanto crédito", afirma Ángel Pérez con rotundidad. "Es más -prosigue- si todo continúa como hasta ahora, en lo que se refiere a los hábitos de consumo y el mercado inmobiliario, podría registrarse un aumento significativo de los impagos a partir de 2009", concluye.

En definitiva, hay que tener claro que si todavía es posible realizar segundas reunificaciones es por la bondad económica pasada. Con el cambio de tendencia en la construcción ya consolidado pueden llegar las vacas flacas y, por ahora, ya hay al menos 80.000 víctimas colaterales. ¿Serán más?

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