PEKIN (Thomson Financial) - Por Joëlle Garrus
El motor de la economía china no tiene parada, según las últimas estadísticas, cuyos preocupantes indicadores hacen presagiar la aplicación de nuevas medidas macroeconómicas para obligarle a desacelerar el ritmo.
La semana ha comenzado con una cifra inquietante, la del excedente comercial que volvió a progresar casi un 73% interanual en mayo, hasta situarse en 22.450 millones de dólares.
Le siguieron otros datos, igual de alarmantes: los de la producción industrial, a +18,1% en los cinco primeros meses (contra 12,5% en 2006) y, sobre todo, la inflación, en alza del 3,4% en mayo, su nivel más alto en 27 meses.
Y concluyó con el anuncio de una subida de las inversiones en capital fijo en las zonas urbanas: +25,9% interanual entre enero y mayo tras haber descendido al 24% el año pasado.
'Con las inversiones a este ritmo, hay peligros para el tercer y cuarto trimestre', recalcó Zhu Jianfang, economista de CITIC securities.
'Consideramos que el gobierno tomará medidas, principalmente monetarias', afirmó Zhu, cuya opinión comparten muchos otros economistas.
'El banco central podría proceder a una nueva subida de las tasas de las reservas obligatorias de los bancos en 50 puntos básicos este mes, seguida de un alza de los tipos de interés en 27 puntos básicos', predice Shen Minggao, economista del grupo bancario estadounidense Citi.
Los expertos de Morgan Stanley estiman que Pekín está 'condenada a una nueva serie de medidas: administrativas para frenar las inversiones, de ajuste monetario más agresivo', así como en materia fiscal para contener las exportaciones.
La adopción de este tipo de medidas no sorprenderían a casi nadie, pues fueron implícitamente anunciadas el miércoles por el primer ministro chino, Wen Jiabao, quien estimó necesario actuar para frenar la aceleración de la cuarta economía mundial y mencionó un nuevo 'ajuste monetario'.
'Sigue habiendo importantes problemas en la economía', cuyo crecimiento alcanzó un 11,1% en el primer trimestre, después de un 10,7% en 2006, dijo Wen Jiabao. Habló también de problemas en materia de control de la contaminación y de los gastos energéticos.
Y eso que China no es precisamente una principiante en la adopción de medidas restrictivas.
Desde hace dos o tres años el gobierno multiplicó las decisiones con el fin de frenar la aceleración de la máquina económica.
Toda una serie de productos y materiales han visto cómo aumentaban sus tasas a la exportación o se reducían los descuentos de los que se beneficiaban en este ámbito. Se aumentó asimismo el control de la concesión de créditos y de las hipotecas para impedir una burbuja inmobiliaria.
Y, por encima de todo, el gobierno no ha escatimado la subida de los tipos de interés (dos veces en lo que va de año) o de los ratios de las reservas obligatorias de los bancos (cinco veces desde principios de 2007).
En principio esta cascada de medidas podría dejar perplejo a cualquiera. A no ser que, como dice Feng Yuming de Orient Securities, 'las medidas del gobierno no estén destinadas a frenar el crecimiento económico, sino sólo a impedir que vaya aún más rápido'.
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afp/rt
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