
El secretario de Hacienda de la Generalitat de Cataluña, Josep Manel Rosón Santín, dimite tan solo un año después de su nombramiento. En septiembre de 2024, Rosón se incorporó a la Consejería de Economía y Finanzas para participar en el despliegue de la financiación singular pactada entre PSC y ERC e inspirada en el régimen foral. Su salida ha sido publicada esta mañana en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC).
Rosón tenía bajo su mando la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC), pieza clave del nuevo modelo de financiación. Desde hace poco más de un mes, el secretario compartía responsabilidades con Santiago Ramón, recién nombrado por el Govern como comisionado para el despliegue de la hacienda catalana. Además, la ATC tiene como director a Andreu Navas, designado también bajo el mandato de Salvador Illa.
Se desconocen por ahora las razones que han motivado la renuncia de Rosón. El DOGC presenta su salida como un "cese", pero fuentes consultadas atribuyen esta a una decisión voluntaria del ya exsecretario.
Antes de incorporarse al departamento liderado por Alícia Romero, el licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona (UB) fue gerente de la Xarxa Local de Municipis de la Diputació de Girona (XALOC), un ente autónomo creado para prestar apoyo a los consistorios de la demarcación, precisamente en la recaudación de tributos y otros ingresos públicos de ámbito municipal. Entre 2008 y 2016, ejerció diferentes cargos en el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), donde tiene plaza de funcionario.
No es la primera renuncia de un alto cargo del Govern de Illa. El pasado abril, el director general de Industria, Oriol Alcoba, abandonó su puesto tras aceptar una oferta de trabajo en Esade.
Cambio de guion
El pacto de investidura entre socialistas y republicanos prevé que la ATC recaude progresivamente el 100% de los impuestos en Cataluña, desplazando así a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en la comunidad. Para ello, el primer paso consistiría en la recaudación integral del IRPF en 2026. Sin embargo, el último plan director del organismo fiscal, presentado a finales de julio, aplaza este objetivo hasta más allá de 2028. Es decir, pasada la actual legislatura.
Antes de asumir la gestión de nuevos tributos, empezando por el impuesto sobre la renta, la agencia autonómica debe dotarse de suficientes recursos humanos, materiales y tecnológicos en una "primera fase de despliegue de la hacienda catalana", según recoge el documento. En esta etapa, no se contempla la recaudación en solitario del IRPF, sino que se habla de "trabajo en red" y de "colaboración" con la Agencia estatal, y se desvanece por completo el horizonte de 2026. Para materializar la gestión catalana del IRPF, el plan técnico de la ATC (aunque elaborado por Indra) también alude a la necesaria reforma de varias leyes, la más importante de ellas la LOFCA.
Este ejercicio de realismo contrasta con la literalidad del acuerdo que permitió a Illa convertirse en president. Por ello, la formación liderada por Oriol Junqueras ha elevado el tono contra el Govern exigiéndole nuevos pasos respecto a la financiación si quiere negociar los presupuestos catalanes de 2026. A la vez, ERC presentará el próximo lunes una proposición de ley en el Congreso de los Diputados para transferir las competencias sobre el IRPF a la Generalitat.