Economía

Trump planea sacar a bolsa a los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac 15 años después de su rescate

  • Las dos firmas estallaron en la crisis de las hipotecas subprime de 2008
  • Llevan bajo control del Gobierno desde 2010, dando grandes beneficios
  • Trump quiere recaudar unos 30.000 millones con la venta de un 5%-15%
Sede de Freddie Mac. Foto: iStock

Dos de las grandes víctimas de la crisis de las hipotecas subprime de 2007, Fannie Mae y Freddie Mac, pueden resucitar tras su nacionalización en 2010. Según ha avanzado el Wall Street Journal, el plan de la Administración Trump sería hacer una OPV de ambas compañías, vendiendo parte de las acciones que posee el Estado. En concreto, estudian vender entre el 5% y el 15% de ambas, con un objetivo de recaudación de unos 30.000 millones sobre una valoración de unos 500.000 millones de dólares.

Fannie Mae y Freddie Mac son dos firmas creadas en los años 70 para reforzar el mercado hipotecario y dar más oportunidades a los ciudadanos de comprar una vivienda. Su negocio consiste en adquirir hipotecas a los bancos, convertirlas en activos y venderlas en el mercado de inversión. Así, dan liquidez a los bancos para que puedan seguir otorgando más préstamos, lo que amplía el mercado hipotecario. El problema es que, como descubrieron en la gran crisis financiera, las dos compañías acababan absorbiendo también el riesgo de impago. Y la oleada de 'defaults' se llevó por delante a ambas.

Tras el estallido de la burbuja en 2008, las dos firmas sufrieron pérdidas gigantescas, de unos 100.000 millones de dólares entre las dos en 2009. El Gobierno de EEUU se vio obligado a intervenir para evitar que su colapso arrasara todo el mercado hipotecario del país, y el Tesoro acabó inyectando unos 250.000 millones de dólares en ambas. Los accionistas 'pagaron el pato', y las firmas acabaron en manos públicas sin indemnización.

El Gobierno ya ha recuperado con creces lo invertido en los rescates, ya que las dos compañías llevan más de una década dando beneficios y pagando cuantiosos dividendos al Tesoro, que suman cientos de miles de millones de dólares. El equipo de Trump considera que sacar al mercado un porcentaje de sus acciones sería una forma de reducir el déficit, y podría abrir la puerta a una reprivatización completa más adelante.

El problema, según advierten muchos analistas, es que el respaldo público de los dos gigantes es el que ha sostenido al mercado hipotecario en los últimos años: la 'garantía implícita' de que el Estado saldría al rescate en caso de una nueva crisis. Esta garantía supone en la práctica una rebaja de los tipos de interés que pagan los ciudadanos de a pie que contratan una hipoteca, y su retirada podría hacer subir los intereses que cobran los bancos. Según el WSJ, Trump habría propuesto aprobar una 'garantía explícita' por ley, pero su aprobación sería compleja y requeriría del apoyo del Partido Demócrata, y crearía un riesgo contable en las cuentas del país que ahora mismo se intuye, pero que en ese momento pasaría a ser legalmente exigible.

La duda ahora es si los bancos de inversión que han debatido la salida a bolsa de las dos entidades, entre los que están Citigroup, Goldman Sachs, JP Morgan, Bank of America y Wells Fargo, ven posible el proceso. Esta OPV sería una de las más grandes de la historia, y su preparación tardaría años, sin garantía de cubrir la pequeña parte inicial siquiera, y mucho menos una mayoría del capital. En su primer mandato, Trump ya habló de privatizar las dos firmas, pero aquello quedó en nada.

Según David Dworkin, presidente y director ejecutivo de la Conferencia Nacional de Vivienda, la OPV "es un esfuerzo extraordinariamente complejo, y completarla para finales de año sería un gran logro". Pero añade que "debe tomarse en serio porque parece evidente que todas las personas adecuadas están involucradas".

Pero uno de los problemas es cómo será la nueva gestión: "No se puede subestimar la importancia de tener juntas directivas independientes. Los inversores quieren saber que las juntas directivas de las empresas tienen una responsabilidad fiduciaria con el valor para los accionistas sin interferencias políticas", afirmó Dworkin.

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