
China aspira a ser la primera economía del mundo en términos de PIB en dólares corrientes. Para ello, el 'gigante asiático' necesita la mayor cantidad posible de factores de producción (trabajo, capital y tierra). En este momento, China se enfrenta a dos problemas. Uno es la desaceleración de la productividad (lo que requiere invertir mejor en capital y tecnología), mientras que el otro es el declive de su población y el envejecimiento, que amenaza con reducir sobremanera el factor trabajo. Por ello, Pekín ha pasado de tener políticas restrictivas sobre la natalidad a preparar un plan para estimular una natalidad que parece ir cuesta abajo. Según la ONU, China podría perder cientos de millones de habitantes en los próximos años si no logra revertir las tendencias demográficas que dominan en el país en este momento. Aunque este plan aún es pequeño, supone un importante cambio de mentalidad, según los expertos.
Para evitar esta situación, China planea ofrecer ayudas económicas a las familias como incentivo para que las parejas tengan hijos, según han revelado a la agencia Bloomberg personas familiarizadas con el asunto, ya que tras años de declive poblacional, la economía empieza a resentirse de forma evidente por este aspecto. Menos niños suele ser sinónimo de menos innovación y menos gasto, por lo tanto, menos crecimiento.
Así, el gobierno proporcionará 3.600 yuanes (503 dólares) al año por cada hijo hasta que cumpla tres años, en el marco de una iniciativa nacional que comenzará en 2025, según informaron las personas, que pidieron no ser identificadas, ya que los detalles no son públicos.
Aunque China abandonó su política de hijo único hace aproximadamente una década, su población registró un descenso durante tres años consecutivos hasta 2024. Los 9,54 millones de nacimientos del año pasado representaron solo la mitad de los 18,8 millones registrados en 2016, cuando China levantó la política que permitía a las parejas tener un solo hijo.
La disminución de la tasa de natalidad supone un desafío para la segunda economía más grande del mundo, donde la población en edad laboral se ha reducido, lo que supone una amenaza para la oferta laboral y la productividad. China, que perdió su título como la nación más poblada ante la India en 2023, podría ver su población reducirse aún más, hasta los 1.300 millones para 2050 y por debajo de los 800 millones para 2100, según el modelo demográfico de la ONU.
Esta perspectiva se deriva de la alarmante caída de las tasas de matrimonio, que alcanzaron su nivel más bajo en casi medio siglo y podrían provocar incluso menos nacimientos. Esta preocupante tendencia ya ha impulsado a muchos gobiernos locales a implementar medidas, desde ofrecer incentivos económicos hasta subsidios de vivienda, para ayudar a aliviar la carga financiera de las familias y fomentar la natalidad.
En algunos casos, los subsidios locales pueden ser bastante generosos. Hohhot, capital regional de Mongolia Interior, acaparó titulares nacionales en marzo por sus subsidios de 50.000 yuanes para parejas con un segundo hijo y de 100.000 yuanes para el tercero o más. Aunque muchos gobiernos locales han ofrecido estos subsidios, en su mayoría solo están dirigidos a familias con un segundo o tercer hijo. Por ejemplo, el año pasado, la ciudad oriental china de Hefei anunció subsidios de 2.000 yuanes para el segundo hijo y de 5.000 yuanes para el tercero.
Los subsidios nacionales para familias con un solo hijo son un incentivo necesario, según declaró Huatai Securities Co. en una nota de investigación publicada en su cuenta de WeChat el viernes. En la mayoría de las regiones, los subsidios para el cuidado infantil no cubren al primer hijo y, por lo tanto, resultan insuficientes para mejorar la tasa de natalidad general, añadió.
El primer ministro chino, Li Qiang, se había comprometido a otorgar subsidios para el cuidado infantil en su informe anual de trabajo gubernamental de marzo, sin dar más detalles. Michelle Lam, economista para la Gran China en Société Générale, estimó que los subsidios nacionales representarían alrededor del 0,1% del producto interior bruto (PIB) del país. Es una cifra "pequeña, pero indica un cambio de mentalidad y allana el camino para un mayor estímulo", afirmó. "Es un paso en la dirección correcta".