
La economía de Argentina ha pegado un acelerón en el mes de abril, según revela el último indicador de actividad publicada por el INDEC. Lo que es más importante, este subidón viene impulsado por sectores clave que no terminaban de despertar pese a la desregulación acometida por el Gobierno de Javier Milei y los incentivos creados para que las firmas vuelvan a invertir en la economía nacional. La construcción repunta con gran intensidad y lleva a la actividad tocar máximos no vistos en los últimos años. El PIB crece con fuerza, la inflación se modera y el Gobierno mantiene el superávit público. Mientras que todo eso sucede, la tasa de pobreza no para de caer en Argentina.
La economía argentina dio un notable salto en abril al registrar una expansión interanual del 7,7%, según los últimos datos publicados por el INDEC. Este resultado, que se apoya en un repunte mensual del 1,9% en términos desestacionalizados, permitió recuperar casi toda la contracción experimentada en marzo. El rebote estuvo impulsado por la intermediación financiera y la construcción, sectores que mostraron un comportamiento especialmente dinámico durante el mes. Se trata del mejor abril en más de dos décadas, y el dato fue recibido con entusiasmo por parte del Ejecutivo, que lo considera una confirmación de la recuperación en curso.
Juan Ramón Rallo, Doctor en Economía y profesor de universidad, destaca que "el nivel de actividad económica en abril en Argentina ha sido el tercero mejor de toda su historia". Además, el avance de la actividad ha estado liderado por dos sectores que dejan entrever el cambio que se está produciendo en el país gobernado por Javier Milei. Por un lado, se ha disparado la intermediación financiera. Durante años, los bancos argentinos dejaron de conceder préstamos al sector privado ante el riesgo de morosidad y la imperiosa necesidad de adquirir todos los activos a corto plazo (Leliqs) que emitirá el banco central a un elevado tipo de interés para financiar el déficit público del país. Esos activos permitían a la banca mantener cierta rentabilidad en un entorno de inflación galopante. Sin embargo, generaba un efecto crowding out o expulsión que secaba el crédito al sector privado.
Ahora, Argentina registra superávits públicos, no necesita la financiación monetaria del banco central y el crédito ha vuelto a fluir hacia donde hace falta. El mercado de hipotecas se está reactivando poco a poco y el crédito a empresas también. Buena prueba de ello es la recuperación de la construcción, un sector que durante años ha estado 'dormido' por la intensa regulación sobre el mercado de la vivienda, supuestamente para proteger a los inquilinos. Ahora, la desregulación permite de nuevo que el alquiler comience a moverse, la oferta de vivienda se está disparando y la construcción vuelve a levantar edificios.
En términos interanuales, doce de los sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subidas en abril, entre los que se destacan Intermediación financiera con casi un 29% de incremento y Construcción con una subida que supera el 17%. La actividad de Comercio mayorista, minorista y reparaciones (+15,6%) fue la de mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, seguida de Industria manufacturera (+7,6%) e Intermediación financiera (+28,4%).
El detalle de la actividad económica
El repunte del poder adquisitivo y la desaceleración de los precios parecen haber impulsado el consumo, sobre todo en productos duraderos, mientras que el crédito en moneda local y la reactivación de obras contribuyeron al repunte general. El despertar de estos dos sectores está impulsando la economía en lo que parece un nuevo ciclo de expansión sostenible. También la creciente producción de petróleo y gas en Vaca Muerta está permitiendo que se mantenga equilibrada la balanza por cuenta corriente en medio de este boom.
Sin embargo, no todos los sectores acompañaron la tendencia positiva. Pesca, electricidad y agua, y la administración pública marcaron descensos interanuales, restando algo de fuerza al resultado general. Aun así, la recuperación respecto a los peores meses de la recesión de 2024 es significativa.
El repunte de abril se vio favorecido por la menor incertidumbre tras el acuerdo con el FMI y la normalización cambiaria. El presidente Milei no tardó en celebrar los datos con un mensaje provocador en redes sociales, mientras que los analistas privados ya proyectan un crecimiento del PIB superior al 6% para este año, acompañado por una desaceleración inflacionaria que podría poner fin a más de una década de estanflación.
Cabe destacar que el crecimiento de los precios se ha moderado desde el 25% de diciembre de 2023 hasta el 1,5% actual, un descenso que sigue siendo insuficiente, pero que va por el buen camino. Mientras tanto, la actividad económica, los salarios reales y las cuentas públicas parecen renacer tras años de letargo.