
Las fortunas de Elon Musk y Donald Trump han seguido caminos muy distintos durante este segundo mandato del líder republicano. Tras haber sido reelegido como presidente de Estados Unidos, en noviembre de 2024, el magnate ha más que duplicado su patrimonio neto, según cómputos como el propio de la revista económica Forbes. En concreto, Trump habría pasado de tener un acumulado patrimonial de 2.300 millones de dólares, a ver crecer más del doble esa cifra entre finales de 2024 y 2025 hasta los 5.100 millones actuales, ostentando así en el puesto 700 de la famosa lista que cada año elabora esta publicación. Por el contrario, la política le ha costado a Musk 118.000 millones en idéntico periodo.
Aunque su metodología pueda no gustar, lo cierto es que Trump es un hombre de negocios en estado puro. En menos de doce meses pasó de no poder pagar 454 millones de dólares en efectivo al Estado de Nueva York a duplicar su fortuna a su llegada a Washington.
El olfato para los negocios del empresario inmobiliario le llevó a sacar a bolsa, justo al día siguiente de conocerse la decisión del tribunal, su red social Truth Social. Las acciones subieron como la espuma para un negocio que factura en ingresos unos pocos millones y arrastra muchos miles de millones en pérdidas.
Pero el entonces candidato decidió emplear el muro de su perfil en esta red social para informar de todos sus movimientos en campaña y, actualmente, para lanzar sus amenazas en la guerra arancelaria. Hasta el punto, que los medios de comunicación tienen que hacer noticias basadas en publicaciones del político en este espacio.
Ahora mismo, más de la mitad de la fortuna de Trump está atribuida a Trump Media & Technology Group, la empresa matriz de Truth Social que los inversores la califican de "absurda" pero en la que tiene en torno al 60% del capital.
Además de sus propiedades inmobiliarias —valoradas en unos 1.100 millones de dólares, como la Trump Tower— y sus campos de golf, entre ellos Mar-a-Lago, que suman una cifra similar, el presidente dispone de una liquidez estimada en 770 millones, atribuida en parte a operaciones con criptomonedas realizadas poco antes de su regreso a la Casa Blanca.
No es de extrañar que durante esta segunda Administración hiciese un giro favorable hacia el sector de las criptomonedas. Actualmente, participa en negocios cripto como World Liberty Financial, junto a sus dos hijos, y también está llevando a cabo un proyecto de criptomonedas: el token $TRUMP. Esto le ha reportado millones de dólares. Todos pensaban que era un activo de "broma", así lo calificaron los expertos. El magnate presentó este proyecto de criptomonedas días antes de su investidura y lo que se pensaba que iba a ser una especie de producto de mercadotecnia, acabó generándole, aproximadamente, 350 millones de dólares.
Pero el hecho de que Trump esté en la Casa Blanca le está resultado muy favorecedor al magnate. Trump está sacando provecho a sus visitas oficiales para sacar rédito a sus negocios privados. Así, en Riad, Trump selló un pacto histórico con el príncipe heredero Mohammed bin Salman por 600.000 millones de dólares, centrado en energía, defensa y minería. Empresas estadounidenses como Google, Uber y Salesforce respaldaron la iniciativa con compromisos de inversión por 80.000 millones. A esto se sumaron acuerdos en Doha por 1,2 billones de dólares, entre los que destaca la entrega de un avión jumbo valorado en 400 millones de dólares, donado por Catar como el futuro Air Force One, un gesto que ha desatado controversia.
En Abu Dabi, la gira concluyó con inversiones por 200.000 millones de dólares. Etihad Airways comprará 28 aviones estadounidenses por 14.500 millones, y Emirates Global Aluminum invertirá 4.000 millones en una planta de fundición en Oklahoma. Además, se pactó una inversión a diez años por 1,4 billones en energías limpias, algo muy contrario a la ideología del presidente de EEUU.
La situación de Trump es ahora la inversa a la que presentaba cuando el juez Arthur Engoron condenó a su holding empresarial a pagar una suma importante de dinero por haber cometido fraude. El magistrado emitió un fallo civil en el que aseguraba que el magnate y su organización habrían inflado, de manera sistemática, el valor de sus propiedades y su fortuna con el objetivo de obtener condiciones más favorables en las pólizas de seguros. La condena le obligaba a pagar una multa de 354.900 millones a los que había que añadir otros 100 millones de intereses acumulados.
El fallo se emitió a mediados de febrero del año pasado, y se formalizó por el secretario del tribunal a finales de ese mismo mes, momento en el que se empezaron a acumular los intereses diarios. En este momento, Trump tenía un plazo de 30 días para apelar o pagar la cantidad.
Pero Trump, a pesar de poseer una abultada fortuna en activos, su balance en efectivo era de aproximadamente 413 millones de dólares, por lo que no tenía dinero suficiente para pagar lo que el juez le reclamaba y debería vender parte de su negocio. Esa idea no se le pasó nunca por la cabeza y puso en práctica toda su experiencia en los negocios.
Por aquel entonces era candidato oficial del Partido Republicano a la Presidencia y necesitaba una estrategia para que esta multa no afectase a su reelección.
El magnate emprendió una estrategia en el que admitió que no podía pagar esa cantidad en efectivo y su equipo legal decidió recurrir a un tribunal de apelaciones al que pidió que se le condonase o se redujese la cantidad de la multa que debía pagar. Sorprendentemente, los tribunales le concedieron una reducción hasta los 175 millones de dólares y así evitaría la incautación de activos.
El hombre de confianza
En todo este tiempo, Trump hizo muy buenas migas con Elon Musk, principal sostén de su campaña, y el milmillonario ocupó un lugar en la Casa Blanca como Asesor Senior del Presidente, se convertiría en el número dos del hombre más poderoso del mundo.
Con esta función, lideró el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) y durante su tiempo como mano derecha de Trump, su fortuna sufrió unos enormes vaivenes, hasta el punto de situarse en su mínimo histórico de 289.600 millones de dólares el 8 de abril de este mismo año. Esto, según los datos de Bloomberg, supuso una pérdida de 135.000 millones de dólares entre diciembre y abril de 2025. Es cierto que esta cantidad, posteriormente, la volvió a recuperar, aunque nunca llegó a alcanzar el máximo histórico de su fortuna de casi 500.000 millones.
Este primer, y más pronunciado, desplome coincide con la víspera de la entrada en vigor de los famosos aranceles recíprocos que Trump anunció en lo que se conoce como el Liberation Day (Día de la Liberación), en el que fijó un arancel universal del 10%, salvo para Canadá y México, y otras tarifas específicas para cada país en función de lo descompensada que estuviese la balanza comercial con esos países.
China fue la principal afectada ya que las tarifas de entrada de productos quedaban en un 54%. No obstante, el día 8 de abril, a las puertas de la entrada en vigor del decreto arancelario, Trump recrudecería más la guerra comercial contra Pekín elevando las tasas al 100%.
La fortuna de Elon Musk tocó suelo en esta fecha porque las acciones de Tesla, el buque insignia de su conglomerado empresarial que representa el 40% de su patrimonio, se desplomaron en la bolsa un 42% desde su pico en 2025. Esto supuso un verdadero mazazo para el milmillonario, aunque no pareció importarle mucho.
En ese mismo momento, la riqueza de Donald Trump representaba la otra cara de la moneda. Mientras su hombre de confianza no parada de perder patrimonio a espuertas, la fortuna del presidente tomaba una curva ascendente y pasaba de los 4.500 a los casi 5.000 millones de dólares. Y así se mantiene, con pequeños altibajos, hasta el día de hoy. Sin duda, nada que ver.
Èric Marles, profesor de Inversión Alternativa, Capital de Riesgo y Vehículos de Inversión de IEF y de la Barcelona Finance School (BFS), aseguró a elEconomista.es que cualquier empresario que se aproxime mínimamente a la política puede incurrir en el riesgo de perder bastante capital, "máxime si es un perfil tan abrupto como el de Elon Musk".
Pero, en el caso de Trump, Marles reitera que hay dos factores determinantes que hacen que el patrimonio de Trump haya aumentado: "la historia de sus negocios, basados en activos inmobiliarios que actualmente se están revalorizando al alza y al rendimiento de su propia marca personal".
El hecho de que emplee su red social para hacer geopolítica ha llevado a que se incremententasen los usuarios de su red social y las interacciones. En el año 2024, Truth Social tuvo una media de 5,9 millones de usuarios mensuales, aunque se llegaron a registrar picos de 13,8 millones en marzo de 2024. Por su parte, a finales de enero de 2025, Truth Social ya ostentaba una media aproximada de 6,3 millones de usuarios activos.
Estrategia
Durante su paso como asesor en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en la Casa Blanca, Elon Musk enfrentó una caída significativa en el valor de sus activos. La combinación de la tensión política con el expresidente Donald Trump y las preocupaciones de los inversores provocaron ese descenso abrupto en la cotización de Tesla.
Esas preocupaciones se agravaron cuando ambos magnates tuvieron una ruptura pública que acabó con una amenaza de Trump de cancelar los contratos y subvenciones que tenía con Tesla y Space X, lo que generó todavía más inquietud en los mercados y un impacto negativo en la percepción de los inversores. Esto sumado a que las decisiones políticas de Trump afectaron a la imagen de la marca y su aceptación en el mercado europeo.
Èric Marles asegura que los accionistas le estaban exigiendo un cambio en la reputación de su imagen. "Al final, esto iba de la capacidad que tienes como empresa para reconducir la situación de la reputación de tu imagen", explica.
En este sentido, este periodo también estuvo marcado por costos internos significativos derivados de la gestión de Musk en DOGE, incluyendo despidos y reorganizaciones que afectaron la productividad. La combinación de factores políticos, sociales y operativos desencadenó una disminución sustancial en la riqueza personal de Musk, reflejando la complejidad de equilibrar el liderazgo empresarial con roles en el ámbito público.
La clave de todo esto radica en que es posible que todo esto sea una estrategia de Musk y que esta factura de casi 120.000 millones sea el precio a pagar. Muchos analistas creen que el hombre más rico del mundo usara su posición dentro del gobierno como un camino para posicionarse como actor influyente en el Estado, especialmente en áreas como las infraestructuras, Defensa, Inteligencia Artificial y la energía.
También hay otros expertos que creen que esté usando esto para provocar una caída temporal del precio de Tesla, y así recomprar acciones más baratas. Esto consolidaría su control sobre la compañía, lo que le daría el poder necesario reconfigurarla internamente sin tener tanta presión por parte de los inversores.
Esta idea no es baladí ya que en 2018 intentó hacer lo mismo a través de una publicación en el antiguo Twitter, en la que aseguraba que estaba pensando sacar a la firma del Nasdaq a 420 dólares cada acción y convertir la empresa en una entidad privada en manos de él y unos pocos. El objetivo, según aseguraba en la red social, era evitar la presión de los mercados cada tres meses. En este sentido, Èric Marles advierte que, si esto es una estrategia "es, sin duda, muy arriesgada". El experto advierte que la intención de reducir el número de accionistas "podría salirle bien o no, pero lo que está claro es que el impacto que va a tener para él y para sus negocios está más del lado de perder". Ahora solamente toca esperar a ver cuál será el siguiente paso que den ambos en el conflicto.