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De red social fallida a arca digital: la empresa extrema de Donald Trump que puede salirle bien

  • Trump lleva tiempo invirtiendo en una empresa mediática con la que ha formado Truth Social

¿Qué tiene que ver una red social fallida con el bitcoin? ¿Qué impulsa a una empresa de medios con pérdidas masivas y una base de usuarios marginal a lanzarse de lleno a la compra de criptomonedas? La respuestas es rápida: Donald Trump.

En mayo de 2025, Trump Media & Technology Group (TMTG), conocida por su plataforma Truth Social, anunció una maniobra financiera sin precedentes: invertir 2.500 millones de dólares en bitcoin y transformarse en una "reserva corporativa" de esta criptomoneda.

En apariencia, la jugada parece una respuesta a una crisis económica interna. Pero en el fondo, este movimiento revela algo más profundo: la fusión entre ideología política, especulación financiera y un relato alternativo del futuro digital. La pregunta ya no es si TMTG es una empresa viable, sino si puede sobrevivir más como símbolo que como negocio.

El plan Bitcoin: entre la política y la desesperación financiera

El anuncio de TMTG llega apenas dos meses después de que Donald Trump, presidente electo de EE.UU., firmara una orden ejecutiva para crear una "reserva estratégica de bitcoin en el país". La sincronía temporal sugiere una estrategia más amplia en la que la empresa se posiciona como brazo tecnológico y financiero del nuevo nacionalismo digital.

La compañía planea emitir acciones y bonos convertibles para financiar la compra de 2.500 millones de dólares en bitcoin, lo que la situaría como la tercera empresa con mayor cantidad de esta criptomoneda en su tesorería, solo por detrás de MicroStrategy y Tesla. En un contexto donde sus ingresos apenas superan los 770.000 dólares en el primer trimestre de 2024, esta inversión suena más a intento desesperado que a visión estratégica.

No obstante, en el ecosistema cripto, donde la narrativa pesa tanto como los datos, TMTG puede estar buscando convertirse en un tótem ideológico para inversores afines al trumpismo, que ven en el bitcoin no solo una alternativa monetaria, sino una bandera de resistencia contra el establishment financiero.

Una historia marcada por el agravio y el espectáculo

La génesis de TMTG no se entiende sin el episodio que cambió el ecosistema digital estadounidense: la expulsión de Donald Trump de Twitter en enero de 2021 tras el asalto al Capitolio. Privado de su canal de comunicación más eficaz, el expresidente decidió crear el suyo propio. Nació así Truth Social, lanzada oficialmente en febrero de 2022, como una plataforma sin censura, dirigida a su base política.

TMTG fue constituida en febrero de 2021 y se convirtió en una empresa cotizada en marzo de 2024 tras fusionarse con un SPAC: Digital World Acquisition Corp. (DWAC), una operación plagada de irregularidades. DWAC tenía vínculos con firmas chinas bajo investigación de la SEC y su alianza con Trump fue vista como opaca desde el inicio. A pesar de ello, la promesa de una "alternativa patriótica" a las Big Tech atrajo cientos de millones en inversiones privadas.

Pero los resultados nunca estuvieron a la altura de las promesas. Truth Social no logró escalar, su base de usuarios es pequeña y extremadamente polarizada, y sus ingresos publicitarios han sido insignificantes. A esto se sumaron pérdidas continuadas —más de 327 millones solo en el primer trimestre de 2024—, despidos de directivos clave y conflictos legales con antiguos fundadores y accionistas.

Truth Social: el megáfono del trumpismo más allá del negocio

Truth Social es una red social, sí. Pero en realidad opera como un canal propagandístico. La plataforma ha funcionado como altavoz directo de Donald Trump y como refugio para discursos de extrema derecha. Pese a su baja adopción general, su utilidad política es innegable.

En abril de 2022, la plataforma migró su infraestructura tecnológica a Rumble, otra empresa de medios afín al ecosistema conservador. Desde entonces, su narrativa ha girado más hacia la batalla cultural que hacia la innovación tecnológica.

Cuando Elon Musk compró Twitter (ahora X), muchos vieron peligrar la razón de ser de Truth Social. Musk prometía libertad de expresión y un enfoque menos restrictivo, lo que quitaba sentido a la existencia de una red "sin censura" paralela. Sin embargo, en el universo simbólico del trumpismo, Truth Social sigue teniendo un rol: consolidar una identidad digital propia, al margen de las grandes tecnológicas.

Estructura de poder, conflictos y demandas cruzadas

TMTG es una empresa con una gobernanza inestable. Su junta está integrada por figuras leales al expresidente, como su hijo Donald Trump Jr., Linda McMahon o Kash Patel. Sin embargo, varios episodios muestran una pugna constante por el control interno.

En 2022, poco antes de que la SEC y un jurado de Nueva York comenzaran a investigar la empresa, Trump y otros miembros del consejo abandonaron sus cargos en secreto. Más tarde se reveló que esto coincidía con la recepción de citaciones judiciales, lo que alimentó las sospechas de obstrucción o al menos de maniobras evasivas.

En 2024, los cofundadores Andy Litinsky y Wes Moss demandaron a la compañía por intentar diluir su participación accionarial. Trump les habría exigido ceder parte de sus acciones a Melania Trump. Al negarse, trató de apartarlos. Simultáneamente, antiguos socios como ARC Capital reclamaron judicialmente su participación en la empresa. Las demandas y contra-demandas han convertido a TMTG en un campo de batalla legal más que en una empresa tecnológica operativa.

El futuro: símbolo político o actor económico real

La gran incógnita es qué quiere ser Trump Media. ¿Un actor disruptivo en el ecosistema mediático y financiero, o simplemente una extensión de la marca Trump en la era digital? Su incursión en el mundo de las criptomonedas podría parecer visionaria para algunos, pero para otros es una maniobra desesperada de una empresa acorralada por los números rojos.

El hecho de que la empresa quiera convertirse en "reserva de bitcoin" al mismo tiempo que Trump impulsa políticas nacionales favorables a las criptomonedas genera un evidente conflicto de interés. A finales de 2024, Trump transfirió sus acciones de TMTG a un fideicomiso gestionado por su hijo, pero el control real sigue siendo difícil de discernir.

Lo que está claro es que TMTG, lejos de ser una empresa convencional, funciona como un símbolo. Representa la resistencia cultural de una parte del electorado, la promesa de un internet alternativo, y ahora también, el intento de crear una economía paralela basada en activos digitales.

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